jueves, 29 de octubre de 2015

No Seas Bruto


NO SEAS BRUTO

A punto de finalizar el Campeonato Mundial de Rugby, con aplastante dominio de las selecciones del hemisferio sur frente al del norte, se impone una pequeña  reflexión acerca de este deporte, casi desconocido en España, que es mucho más que unos mastodontes dándose de hostias sobre el césped.

Frente a la omnipresencia mediática y esa chulería casi canallesca de un espectáculo denominado fútbol, el rugby se nos muestra como un deporte centenario, orgulloso de sus peculiaridades y, que si se ha caracterizado por algo, ha sido por su transmisión de valores y su evolución constante, y cuya máxima es el respeto. Respeto hacia un rival al que, a pesar de la dureza del en el juego, nunca se intenta lastimar; respeto hacia tu compañero de equipo pues lo necesitas para avanzar; y respeto hacia al árbitro al que solo se dirige el capitán y tratándolo de usted.

Para los aficionados del fútbol puede resultar sorprendente, pero en el rugby nunca se discute una decisión del árbitro. ¿Qué sería de la prensa deportiva y de los informativos de televisión si en el fútbol se actuase de idéntica manera?

El rugby está basado en la solidaridad, en el trabajo en equipo, en la camaradería, y en el esfuerzo común para conseguir un objetivo. Donde se respetan las reglas, donde las decisiones se toman pensando en el bien común y donde tú prójimo pueda llegar a ser tu competidor pero nunca tu enemigo.

No estaría mal poder trasladar estos valores a la escuela, a la educación y a la vida real, fuera del césped, incluso a la hora de hacer política.

Puestos a mezclar política con rugby, qué mejor que Invictus, película dirigida por Clint Eastwood, protagonizada por Morgan Freeman y Matt Damon, y cuyo visionado y análisis debería de ser obligatorio en cualquier Plan Nacional de Enseñanza Secundaria.

Basada  en el libro de John Carlin, El Factor Humano, narra la increíble y milagrosa historia de cómo Nelson Mandela consiguió en Sudáfrica la reconciliación entre blancos y negros. De cómo el mandatario sudafricano supo aprovechar la disputa en Sudáfrica del Mundial de Rugby de 1995, deporte que simbolizaba la opresión blanca, para buscar el apoyo de esta minoría, que a su vez temía una venganza de la población negra, para reducir tensiones raciales y construir una nación.

Si en su día Pablo Iglesias, el líder de Podemos, regaló la serie Juego de Tronos al rey Felipe VI, no estaría de más que la clase política actual aprendiera de uno de los mayores ejemplos que un pueblo ha podido dar a la humanidad.

Se suele decir que el fútbol es un juego de caballeros jugado por brutos y el rugby un juego de brutos jugado por caballeros.


Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (29-10-15)




miércoles, 21 de octubre de 2015

El Futuro Ya está Aquí



EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ

Cantaba Santiago Auserón en Enamorado de la moda juvenil al frente de Radio Futura en Música Moderna, su primer álbum, y aunque la letra de Herminio Molero iba por otros derroteros, sí, en base a una fecha muy concreta, el futuro ya está aquí.

21 de octubre de 2015, era la fecha de destino a la que se trasladaba Marty McFly en su periplo al futuro bajo las órdenes de Robert Zemeckis durante la segunda entrega de la exitosa saga cinematográfica Regreso al futuro. El 2015 ideado por Zemeckis se acercó a la realidad en algunos aspectos y la pifió claramente en otros. Analizados y estudiados hasta la saciedad en múltiples foros, encontramos los televisores de plasma, las video llamadas, el cine 3D y las gafas de realidad aumentada entre los aciertos; y entre los errores los monopatines voladores, la absurda moda de la doble corbata o esas fantásticas correas que pasean perros ellas solas y que tantos madrugones evitarían a los amantes de los canes.

 Al margen de no haber ni olido lo que sería internet, de no prever los teléfonos móviles y que los coches siguen sin volar, la del Delorean no es la única cinta de la historia del celuloide que se estrella con sus vaticinios. Hace solo unas décadas el epítome del futuro era el año 2000, todo lo imaginable sucedería a partir de esa fecha. Incluso un año antes, en la serie de producción italo-británica Space 1999, la luna, con humanos a bordo, se transforma en una especie de nave espacial gigante, fuera de órbita y sin rumbo a través de la galaxia, posibilitando el encuentro con otras culturas y formas de vida del universo. Ni que decir tiene que aún no son posibles las misiones tripuladas en distancias interestelares imaginadas por Arthur C. Clark y Satanley Kubrick en 2001, Una odisea en el espacio. Tampoco parece vaya a cumplirse la previsión para Noviembre 2019 de Blade Runner, donde la mayoría de la humanidad vive en placenteras colonias fuera de la Tierra.

 Aunque la mayoría de la sociedad parece funcionar en automático tal y como pregonaban Kraftwerk en The Robots, enternecedoras por ingenuas resultaron sus apuestas estéticas y las de otros grupos musicales electrónicos como Devo, o El aviador Dro y sus obreros especializados.

 A la generación que vivió el boom de la ciencia ficción de los años sesenta y setenta se le crearon unas expectativas de futuro que no se parecen en nada a la realidad. Pero, sobre todo, hay una por la que me siento especialmente estafado: el tele transportador molecular de Star Trek. ¿Quién me indemniza por ello? ¿Quién me paga el psicólogo? ¿Dónde hay que reclamar?

Antonio Jesús García


Publicado La voz de Almería (21-10-15)

jueves, 15 de octubre de 2015

Más Rápido que su Sombra


MÁS RÁPIDO QUE SU SOMBRA

No son pocos los artistas que a lo largo de la Historia del Arte han hecho de la sombra un discurso recurrente dentro de su obra. Presente en la mayoría de las disciplinas artísticas, dibujo, pintura, etc. podríamos afirmar es en la fotografía donde mas evidente esta se hace, llegando en muchos casos a incorporar la sombra del propio autor. Conocidos son ejemplos como el de Vivian Maier, la fotógrafa que practicaba su afición mientras ejercía de niñera, o del estadounidense Lee Friedlander cuyo  análisis del caos en la vida cotidiana contó con una beca de la  Fundación Guggenheim.  Sin embargo no se aprecia en ellos que este recurso forme parte de una base argumental o línea de trabajo, como si de meros accidentes o coincidencias se tratasen.

Ahí radica la trascendencia del último trabajo, hasta el momento, presentado por Carlos Pérez Siquier: Mi sombra y yo. Una serie de imágenes cuyo hilo conductor es la inclusión deliberada de la propia sombra del fotógrafo en la misma.

Si Lucky Luke, ese simpático pistolero conocido por ser más rápido que su propia sombra, que detenía forajidos entendiéndose a la perfección con su caballo Jolly Jumper y que cerraba cada álbum con una viñeta en la que la propia sombra del vaquero no ha tenido tiempo aún de desenfundar su revolver cuando las balas del mismo cowboy le han atravesado ya; Carlos Pérez Siquier, a modo  de moderno y conceptual pistolero, detiene su propio registro complementándose de forma maravillosa con su pequeña cámara, disparando a su propia sombra proyectada sobre cualquier superficie como si de un incesante duelo se tratase.

Para Wim Wenders sacar fotos es un acto en dos direcciones: hacia delante y hacia atrás. Una fotografía es siempre una imagen doble que muestra, en una primera vista, su tema, y en otra mas o menos oculta pero también presente la actitud del fotógrafo ante la toma, y por qué no decirlo, ante la vida. Carlos con su deliberada actitud de valentía intenta lograr, y si no lo consigue al menos se acerca bastante, la cuadratura del círculo, que ambas tomas, hacia delante y hacia atrás tengan la misma visibilidad.

Según la psicología jungiana la sombra es el aspecto inconsciente de la personalidad y el conocimiento de nuestra propia sombra indispensable para poder unificar nuestra personalidad. No nos consta que el fotógrafo siga los preceptos del médico suizo pero muy probablemente tras esta serie se le pueda considerar un aventajado alumno.

Encomiable resulta la disposición del autor por reinventarse jovialmente, de asumir y encarar nuevos retos para su mente y pupila.


Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (15-10-15)

jueves, 8 de octubre de 2015

Arquímedes Sobre el Tejado de Zinc


ARQUIMEDES  EN EL TEJADO DE ZINC

 Leo. Creo que es a lo que más tiempo he dedicado este verano. A veces cosas sesudas, otras mero entretenimiento. Algunas de gran calidad, otras no tanto; y en ocasiones, por qué no confesarlo, bodrios infumables. El estío es lo que tiene, que te vuelves perezoso y no seleccionas lo suficiente. Pero ante todo un gran descubrimiento, un libro de esos que marcan, de los que, como ocurre con las grandes obras, tras su lectura no vuelves a ser el mismo.

Hablo de Arquímedes está en el tejado, de Juan Pardo Vidal. Novela ambientada en el año 212 a C. en Siracusa. Vierta en una coctelera a un soldado romano nacido en Cádiz, al célebre matemático y a su hija, una buena dosis de hechos históricos, cuyas lagunas son suplidas por esplendidas fabulaciones, condiméntelo con las suficientes dosis de emoción e intriga,  junto a una porción de ciencia y otra de filosofía a partes iguales. Mezcle con delicadeza y obtendrá un inusual relato histórico donde la precisión de palabra del autor evita caer en el error que adolece normalmente el género, librándonos de la descripción una a una de las quinientas volutas de la maldita columna.

Es tal la concisión con la que Juan Pardo Vidal maneja el idioma que convierte a su creación en una especie de híbrido entre novela histórica y novela negra, pues toda ella está jalonada de una serie de certeras sentencias. Algunas dotadas de  la suficiente mala baba, que el mismísimo Abulí no dudaría en poner en boca de su irreverente Torpedo, inicialmente dibujado por Alex Toth y magníficamente redefinido por Jordi Bernet.

Haciendo una prueba de audición para Sun Records, Sam Phillips, nada convencido de lo que estaba escuchando le dijo a Johnny Cash que cantase como si fuese a morir al salir del estudio, como si fuera última vez que lo iba hacer. Ni que decir tiene que la oscura personalidad de Cash afloró a su garganta y superó la audición. Encomiable actitud esta que no solo debería ser inherente a todo intento de creación artística sino en la vida en general y que es la parece guiar la pluma de Pardo Vidal a lo largo de esta obra. Sin duda una de las características mas sorprendentesy que mayor placer proporciona, es comprobar como el escritor se juega la vida en cada frase sin misericordia ni engaños, lanzándose al vacío sin red ni protección alguna una y otra vez. Ahí su mayor virtud, sin por ello resultar pretencioso ni artificial, como si deambular por el alambre fuera su hábitat natural. Probable reminiscencia del poeta que es o que fue, aunque según el propio autor se esté quitando y solo se ponga de vez en cuando.

Y, por qué no decirlo, Arquímedes está en el tejado en manos de Paulo Coelho daría para una nueva remesa de azucarillos.

Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (8-10-15)


Pueblos del Mundo: ¡Extinguíos!

PUEBLOS DEL MUNDO: ¡EXTINGUÍOS! La creatividad es la capacidad de generar nuevas ideas o conceptos a base de asociar entre s...