jueves, 24 de noviembre de 2016

Postureo Político


POSTUREO POLÍTICO

Si ya de por si resulta desconcertante el nivel de postureo de nuestros políticos, lo es más aún el constatar, pese a sus abultados currículos repletos de másters  internacionales, becas, medallas y cruces meritorias varias, su poco o nulo conocimiento del entramado cultural de la sociedad en la que viven.

En una de sus primeras comparecencias en su recién estrenado cargo, Íñigo Méndez de Vigo, Ministro de Educación, Cultura y Deporte, lamentó la muerte del cantautor Leonard Cohen de una forma un tanto particular, afirmando que se trataba de un artista cuyas canciones “han bailado muchas generaciones de españoles”.  Si algo no son los temas del desaparecido bardo canadiense de grave y desgarradora voz, son bailables.

Esperanza Aguirre, a la sazón también Ministra de Educación y Cultura en ese momento, en una entrevista radiofónica en la COPE manifestó desconocer quién era Santiago Segura, popular en ese momento por su papel en El día de la Bestia. A pesar de no existir aún las redes sociales el pollo mediático montado fue de cuidado. “Fue como si hubiera dicho que no sabía quién era Cervantes”, recordaba la política en su autobiografía autorizada. La mala fama cultural de Aguirre propició el caldo de cultivo adecuado para el apócrifo episodio en el que supuestamente, al ser interpelada sobre su opinión de Saramago, contestó: “No conozco a Sara Mago”.

Tras recomendar la lectura del filósofo alemán Immanuel Kant, y ser conminado a decir un título, Albert Rivera, el líder de Ciudadanos, respondió: “Yo, la verdad, es que no he leído a Kant”.

Pero esta ignorancia supina no es patrimonio exclusivo de la derecha, el presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, no solo perdió un televisado debate electoral por desconocer cuál era el precio de un café en la calle, sino que, durante el transcurso de una entrevista personal con el cantante Loquillo, confesó al rockero su desconocimiento absoluto del que probablemente haya sido el movimiento social, musical y juvenil más importante de la historia del siglo XX, el rock and roll. Curiosamente músico y político comparten año de nacimiento.

Desolador resulta el desprecio que la élite política siente por la cultura,un sector que representa aproximadamente un 4% del Producto Interior Bruto y cuyas políticas culturales nunca han estado a la altura de sus creadores, ya que sólo parecen interesarles para el momento de hacerse la foto.

Está claro que a unos los sacas de Bertín Osborne, Norma Duval y del brazo incorrupto de Santa Teresa y a otros de Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez y La Internacional, y se pierden.


Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (23-11-16)




jueves, 17 de noviembre de 2016

El Poeta, El Cantautor y El Flamenco


EL POETA, EL CANTAUTOR Y EL FLAMENCO

Se cumplen veinte años del lanzamiento de Omega, álbum en el que aglutinados por Lagartija Nick y el inestimable concurso de Jesús Arias se produjo la sinergia entre el poeta Federico García Lorca, el cantautor canadiense Leonard Cohen y el flamenco Enrique Morente. 

Coincidiendo con el estreno de un documental que celebra y rememora el encuentro entre Morente y Lagartija Nick, fallece Cohen, espejo en el que se miró el ronco del Albaicín para confeccionar su poliédrica visión de Poeta en Nueva York de García Lorca.

Al margen de obsequiarnos con el que probablemente haya sido el discurso de agradecimiento más emocionante de la historia de este galardón, la concesión a Cohen en 2011 del Príncipe de Asturias de las Letras no suscitó tanta controversia como la del reciente Nobel de Literatura a Bob Dylan. Claro que en esto los ingleses nos llevan ventaja, pues en 1965 no tuvieron reparo alguno en nombrar a los Beatles miembros de la Orden del Imperio Británico en compensación o agradecimiento a la ingente cantidad de pasta que los chicos de Liverpool ingresaban, vía impuestos, al fisco de su Graciosa Majestad.

Omega, desde el inicio, propuso extender las posibilidades del flamenco y el rock hasta fronteras insospechadas. Un discurso inédito hasta el momento que aunaba tormentosas y ruidosas guitarras eléctricas con profundos y desgarradores quejíos jondos; pureza flamenca con vanguardia rockera, o viceversa. Morente aprendiendo a ser rockero a la vez que Antonio Arias, Juan Codorniú, Miguel Ángel Rodríguez Pareja y Eric Jiménez se hacían flamencos, rock jondo.

Se ha pasado de la incomprensión de los inicios a su reconocimiento como obra de culto. Pocos discos en la historia de la música española gozan del prestigio del magistral álbum. Aunque esto no fue siempre así, reseñar, en honor a la verdad, que fue aceptado mucho más rápidamente por los rockeros que por los flamencos. Apoteósico el pollo montado por Enrique y Lagartija Nick en el Teatro Albéniz  de Madrid. 

Algo similar a lo que le sucedió a Camarón con La Leyenda del Tiempo. No cabe duda que Morente y Camarón han hecho más por el flamenco que toda una legión de puristas inmovilistas. Absolutamente innecesaria la función de esos señores que deciden qué se puede y qué no se puede hacer en cada momento, pero siempre a destiempo; levantando el dedo inquisidor cuando algo se sale de sus cortas entendederas, para terminar aceptándolo cuando les arrastra la corriente. El mérito está en ver los valores antes que nadie, no en verlos el último. Si los trogloditas hubieran sido puristas flamencos no habríamos salido de las cavernas. 


Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (17-11-16)




jueves, 10 de noviembre de 2016

¿Para Qué Sirve un Himno?


¿PARA QUÉ SIRVE UN HIMNO?

El insomnio es lo que tiene, que no puedes dormir, y cuando no puedes dormir pues pasa lo que pasa, que das vueltas en la cama y se te ocurren cosas extrañas. En esas estaba cuando me pregunté ¿para qué sirve un himno nacional? Si, ya sé que es una composición musical representativa de un pueblo y nación que identifica y une entre sí a quienes la interpretan, pero la verdad es que, al margen de los altos ámbitos políticos, su uso queda reducido a las grandes victorias deportivas y a los partidos de la selección, donde se canta por jugadores y público antes de empezar. El español es uno de los tres del mundo que carece de letra, aunque cada cierto tiempo y de forma recurrente surge la idea de dotarlo de ella. Ya que las letras suelen hacer referencia a grandes gestas o batallas y, a la que nos descuidemos, ser bastante incorrectas políticamente  a base de aplastar enemigos y esas cosas, por lo anacrónico de gesto, los intentos son fallidos. La verdad es que, entre el de Alemania compuesto por Haydn y el de Austria por Mozart, la chusquera Marcha Granadera desluce un poco. Incluso hubo quien achacó los pretéritos continuos fracasos de la roja a la ausencia de cántico nacional.

La verdad es que emociona ver y escuchar al unísono a todo el público del Millennium Stadium interpretar La tierra de mis padres antes del inicio de un partido de la selección de rugby de  País de Gales. Carácter intimidatorio tiene la danza maorí que los All Blacks interpretan antes de sus partidos, la haka.

La pasada Eurocopa de futbol pasará a la historia por Islandia, por la imagen de una especie de descendientes de Erick el Rojo, como recién desembarcados de su drakar, emitiendo un grito acompañado de una coreografía de palmas perfectamente sincronizadas: ¡Auhh!

Lo curioso es que el origen del grito en cuestión no es vikingo sino celta y que la tradición es bastante menos ancestral de lo que aparenta.  Al parecer, hace tan sólo un par de años un equipo islandés jugó una eliminatoria de competición europea con un equipo escocés, y quedaron tan maravillados con el bramido con el que la afición contraria animaba a su equipo que decidieron adoptarla como propia. De ahí a la selección nacional, de ahí a Francia y de Francia al mundo.

Esto viene a decir que no importa la solemnidad ni la tradición, que lo verdaderamente importante es creérselo y hacerlo con convicción. Para nosotros, buscando algo realmente representativo y puestos a indagar nuevos caminos se podría optar por la coreografía de la Macarena de Los del Río,  rematada con una peineta al más puro estilo Bárcenas. 



Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (10-11-16)


jueves, 3 de noviembre de 2016

¡Toma Gasolina!


¡TOMA GASOLINA!

Seamos claros desde el principio, si Jimmy Hendrix hubiera sacado al mercado en la actualidad Hey Joe habría sido lapidado públicamente por infinidad de colectivos feministas. El tema narra la historia de un hombre que, tras haber asesinado a su mujer, planea su huida hacia México y cuya letra traducida, aproximadamente, dice: Voy a dispararle a mi mujer. Tú sabes que la descubrí saliendo con otro hombre.

Reconozcámoslo, se vivía en una sociedad bastante machista en la que no sólo prevalecía el concepto de propiedad sobre la pareja, sino que el crimen pasional contaba con una sobrada indulgencia.

Más cercano en el tiempo, en nuestro país, en Tango, de Gabinete Caligari, un individuo pide clemencia tras asesinar a su mujer con un amante: Se lo juro Sr. Juez, que al verlos tan juntos se me fue el alma a los pies, sentíme difunto, me la cobré de un revés y puse fin al asunto. Problemas le acarreó también a Loquillo La Mataré. Aunque es cierto que ese sentimiento trágico de la vida y de las relaciones amorosas es una constante en otros géneros como la copla, el tango y la rumba.

Evidentemente eran otros tiempos, la corrección política aún no había hecho su presencia y nuestro pop rock de los 80 se encuentra trufado de auténticas gamberradas, cuya palma se llevaría sin duda Siniestro Total. ¿Qué tal, homosexual?, Matar hippies en las Cíes, Me pica un huevo, o Ayatollah, no me toques la pirola, son tan sólo algunos de los irreverentes títulos con los que nos ha obsequiado el genial grupo vigués.

Suele ser habitual que se escuchen, y hasta se canten, canciones sin ser conscientes  de lo que dicen y sólo serlo tras un análisis de sus letras y de los valores que transmiten. Si hay un género que hace gala de rebasar ampliamente las fronteras de lo correcto es el reggaetón.

Está medio gordita pero chupa chévere. Si sigues con esa actitud voy a violarte. Ella le gusta el sushi pero de carne caliente. No quiero ni imaginar la que se armaría si a algún rockero se le ocurriera cantar alguna de estas lindezas.

La denigración de la figura femenina es un estereotipo presente en la sociedad desde hace siglos, que este género propaga con letras de contenido violento y abiertamente sexual, sin que a nadie le preocupe ni parezca importarle realmente ni estar denunciadas por asociaciones de mujeres u otros colectivos.

Cabe preguntarse por el impacto que estas letras, diametralmente opuestas a cualquier tipo de ideal romántico, causan en las jóvenes que las escuchan y si las asumen como patrón de comportamiento en su vida.


Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (2-11-16)


Pueblos del Mundo: ¡Extinguíos!

PUEBLOS DEL MUNDO: ¡EXTINGUÍOS! La creatividad es la capacidad de generar nuevas ideas o conceptos a base de asociar entre s...