DESPROPÓSITO
GLOBAL
España
Global es el nombre que el Ministerio de Asuntos Exteriores ha
creado para mejorar la reputación española en el mundo, sustituyendo a la
extinta Marca España. La secretaria de Estado para España
Global, Irene Lozano, ha sido la encargada de dar a conocer tanto la nueva marca como su imagen
corporativa.
De entrada nada que objetar a que el
Gobierno pretenda proyectar al mundo una imagen de modernidad e intentar
distanciarse de su denostada antecesora. Si lo hay en cuanto al diseño elegido y
creado gratuitamente por la diseñadora
Myriam Maneiro, quien, entre otros proyectos, llevó a cabo la campaña para
las Primarias del PSOE en 2017. El logotipo, según la propia secretaría de
Estado, representa un degradado de los
colores rojo y amarillo propios de la bandera de España, simbolizando la
diversidad existente en España que ha hecho posible que seamos un país muy
tolerante.
Bonito
argumento en la teoría, pero mediocre y anodino en la práctica. Un diseño
de marca, compuesto por un texto con una manida Helvética y una especie de
globo terráqueo creado con un gradiente de color en tonos cálidos, que van del
amarillo al rojo, carente de interés y emoción
alguna. Aparte
de elegir un nombre de empresa con tan
poco gancho, la mayor torpeza de todo este catálogo de despropósitos, es la
utilización de un logotipo en cuatricromía. Si ya resulta plana la versión en
color, se antoja más que desastrosa su conversión a una tinta.
Llama
también la atención que el trabajo haya sido realizado sin remuneración
económica alguna. En el momento actual, donde la
precariedad laboral, la explotación y el
intrusismo son una constante, el estado debería ser más cuidadosos y dar
ejemplo relizando estos encargos mediante concurso público.
No es
equiparable al caso, ni en método ni en calidad, con el del artista Shepard
Fairey. Este contactó con el gabinete de Barack Obama y le presentó la imagen
que se convirtió en el icónico cartel de la campaña presidencial del candidato
por el Partido Demócrata en 2008 en
Estados Unidos.
Uno de los grandes aciertos de
nuestra comunidad fue encargarle, en 1985, a Alberto Corazón, uno de los diseñadores españoles más
importantes de nuestra historia, la identidad corporativa de la Junta de
Andalucía: escudo, bandera y tipografía corporativa.
Puestos
a tirar de nostalgia e insistir en el naranja como color representativo de
nuestro país, habría quedado más divertido el cañí Naranjito, la mascota de la
Copa Mundial de Futbol organizada por España en 1982.
Antonio
Jesús García
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