ESENCIALMENTE
PÉREZ SIQUIER
Innecesario
se antoja a estas alturas ponderar las excelencias de la obra de
Carlos Pérez Siquier, y mucho menos glosar su mas que vasto
currículum, pero sí se impone disfrutar una vez más de su obra. La
muestra “Pérez Siquier Esencial”, repartida en dos sedes, supone
una excelente oportunidad para acercarse y conocer su trabajo.
Especialmente para las nuevas generaciones de aprendices de
fotógrafos, que sólo conocen la fotografía de ceros y unos, y no
la de sales de plata. De deleitarse con una magnifica lección sobre
el viejo oficio de mirar. Aunque se insiste en resaltar continuamente
la relación de la obra de Carlos con Almería, su mirada es
universal, casi telúrica, compartiendo ancestros comunes con el
Federico de Bodas de Sangre y ese verso también tectónico que dice:
“que yo no tengo la culpa, que la culpa es de la Tierra”,
entendida ésta como planeta, no como lugar.
En el
CAMA las imágenes en blanco y negro de la Chanca se nos presentan
como una especie de Primal Scream o Terapia del Grito Primario, esa
en la que los pacientes gritan para encontrar sus verdaderas
necesidades y sentimientos en el proceso de experimentar todo su
dolor. Entendido el término "dolor" como cualquier
angustia emocional y a sus supuestos efectos psicológicos a largo
plazo. Por desgracia, como terapia desacreditada, por mucho que John
Lennon la popularizase en 1970, ésta no parece haber surtido efecto.
Pues no deja de resultar llamativo lo mucho que aún se parecen esas
imágenes casi setenta años después a la actualidad de ese mismo
barrio, para sonrojo de la sociedad almeriense.
En el
Patio de Luces de Diputación, nos encontramos ante un valiente
Pérez Siquier en su salto sin red al color, incluido su pop mas
salvaje.
También
motivo de rubor para autoridades e instituciones puede resultar el
hecho de que esta gran muestra forme parte, aún hay más, de la
colección privada de Andrés García Ibáñez, perteneciendo a los
fondos del Museo Casa Ibáñez, en vez exhibirse permanentemente en
la sala de algún organismo oficial.
De la
misma forma que Charly Rexach, ese extremo derecho de exquisita
técnica del F.C. Barcelona, que desarrolló toda su carrera a
escasos minutos de su casa, a Siquier le ha bastado tan sólo con un
pequeño radio de acción para elaborar su discurso. A diferencia de
otros grandes él no es un fotógrafo viajero necesitado de recorrer
mundo en busca de nuevas emociones; si uno no es capaz de hacer
buenas fotografías en su entorno nunca será un buen fotógrafo.
Salvando la diferencia, claro está, entre la Barcelona y la Almería
de los años 50, no es lo mismo llegar a gozar de reconocimiento
universal jugando Champions que Segunda B.
Antonio
Jesús García.
Publicado
La Voz de Almería (30-1-14)
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