LO QUE EL GUIÓN ESCONDE
La miniserie de televisión Lo que escondían sus ojos,
producida por Mediaset España, banaliza de manera vergonzante uno de los
períodos más oscuros y sangrientos de la historia de España. Basada en la
novela homónima de Nieves Herrero, narra el romance clandestino vivido entre
Ramón Serrano Suñer y la marquesa de Llanzol, obviando absolutamente la
ideología y trayectoria de uno de los hombres fuertes del régimen franquista.
El señor Suñer fue un nazi convencido
que intimó con Himmler, el jefe de las SS, al margen, claro, de haber sido
cómplice y agente activo de una dictadura por la cual miles de personas fueron
fusiladas y encarceladas. Nada que objetar a que se realicen biopics de
personajes históricos, sea cual sea su ideología y convicción, pero lo que no
es ético es falsear la historia.
Este personaje existió realmente e hizo
cosas. Ignorar tales acciones es darle un protagonismo y relevancia que, a
todas luces, no merece. Desinformar intencionadamente sobre los actos que
realizó este señor y, lo que es peor aún, convertirlo en un héroe, en un galán,
no parece que sea digno de recibo.
En Alemania este tipo de jugueteos con
la historia son delito. Allí esta serie no hubiera visto la luz y, en el
hipotético caso de que sí, tendría pena de cárcel. Decir simplemente que los
campos de concentración no existieron está penado en el país germano. Allí han
superado un duro período de su historia a base de ser rigurosos con la misma;
tergiversarla es delito y punto. Además educan en valores para que se conozca y
no se repita la barbarie. Regularmente, con todo rigor y visado por
historiadores y especialistas, le enseñan a los alumnos videos, reportajes,
etc., del periodo nazi, para mostrarles el horror.
Tuvieron que pasar 60 años desde la
caída del Tercer Reich para que en Alemania se abordase la figura del Fürher en
una película. El Hundimiento,
dirigida en 2004 por Oliver Hirschbiegel e intentando arrojar luz sobre los
últimos días de Hitler con rigor histórico y crudo realismo, fue estrenada no
sin polémica.
Mientras, aquí, no sólo es el estado,
es decir todos los españoles, quien paga anualmente 115.000 euros por el
mantenimiento del Valle de los Caídos, incluyendo un ramo de flores que
diariamente se deposita sobre la losa del sátrapa del bigotillo desde 1975,
sino que, incluso, a la misma persona que firmaba diariamente decenas de penas
de muerte y que consideró apátridas a los españoles recluidos en los campos de
exterminio nazis se le transforma en un buenorro guaperas.
Antonio Jesús García