jueves, 15 de febrero de 2018

Por Bulerías


POR BULERÍAS


Es obvio que vivimos tiempos confusos, especialmente en cuanto a cultura se refiere, donde la mediocridad y la falta de ideas parecen campar a sus anchas: desde el cine, donde la fiebre de los remakes parece haberse contagiado entre los grandes productores, o la literatura, donde superventas suele ser sinónimo de literatura basura, hasta la supremacía de las radiofórmulas en el ámbito musical. 

Se suele decir que los grandes éxitos de ventas son los que permiten a las editoriales publicar a otros escritores de menos tirón. En Alfaguara, por ejemplo, obras que inicialmente fueron autoeditadas con éxito de ventas han empezado a publicarlas en la misma colección en la que editan a Roberto Bolaño.

Puede que esto pasase también con la música en los pretéritos tiempos en que la industria se sustentaba en las millonarias ventas de discos. No es así en la actualidad, donde la piratería ha hecho estragos, por lo que las actuaciones en directo han cobrado una vital importancia, pues el músico ha de vivir casi exclusivamente de sus bolos. Lamentablemente, bajo este panorama, instituciones y empresas organizadoras de eventos suelen recurrir a productos de alto tirón entre el público pero falto de calidad en algunos casos.

Esta situación propicia que artistas genuinos, con verdadero talento y con una creatividad e intelecto fuera de convencionalismos, al no tener acceso a los grandes circuitos, sean muy difíciles de ver. Por suerte, y gracias a arriesgadas apuestas privadas como la del pasado 10 de febrero en la sala Madchester, pudimos disfrutar de Tomasito presentando su trabajo Ciudadano Gitano.

Artista sin igual, Tomás Moreno, hijo de gitanos flamencos, realiza una fusión más que propia de flamenco con rock, funky, pop y todo lo que se le pasa por su cabeza. Evidentemente las mezclas del flamenco con el rock han existido desde hace décadas, pero probablemente nunca con el nivel extremo con que las realiza el de Jerez, pues en sus temas se adivinan a partes iguales las reminiscencias del Tío Borrico y de la Paquera con las de Jimmy Hendrix y Led Zeppelin. 

De simpática anécdota carente de sentimiento se podría calificar la chapurreada versión del Muerto Vivo de Peret por parte de Metálica durante su actuación en Barcelona. Mientras, sólo un genio como Tomasito puede salir airoso y no caer en el esperpento al versionar por bulerías el Back in Black de AC/DC, donde aflora su jondo origen, como en todos sus temas, y que, a buen seguro, pondrá de los nervios a esos puristas ortodoxos que tantas puertas cierran.




Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (15-2-18)



jueves, 8 de febrero de 2018

La Gala de los Goya




LA GALA DE LOS GOYA 

Tras congratularnos por los dos cabezones obtenidos por la película El Autor del ejidense Manuel Martín Cuenca, con las interpretaciones de Javier Gutiérrez y Adelfa Calvo, se impone hablar de la Gala de Los Goya.

Igual que tras el Desfile de las Fuerzas Armadas tocaba criticar a Zapatero, tras Los Goya, hay que hacerlo de la Gala.

Parecía de cajón que si en los Oscars de Hollywood se había hecho una reivindicación feminista, pues nosotros también, y, aunque el motivo de la misma pueda estar más que justificado, no deja de sonar a falta de ideas; aunque no fuera ese el mayor problema de la gala.

Al margen de ser una gran directora, una incógnita que nos dejó la velada fue dilucidar si Isabel Coixet es realmente así o se lo hace. Aparte de sus conocidos tics, evidenció poca clase al resaltar que su madre estaba mucho más delgada que la de otro. O puede que simplemente la traicionaran los nervios.

Para colmo, un acto que pretendía ser un alegato en favor de la mujer y en contra de la discriminación laboral y salarial que sufre en la industria del cine, lo cerró Carlos Saura refiriéndose a Penélope Cruz como: Bueno, pues nada, estoy aquí muy emocionado de estar con esta chica tan guapa. Figura internacional con multitud de premios reducida a eso.

Además naufragaron estrepitosamente los maestros de ceremonias Ernesto Sevilla y Joaquín Reyes. A pesar que desde las navajas y el queso mecánico de Benito Floro, no había surgido ningún producto tan representativo de Albacete como el humor chanante, parece no haber estado a la altura. 

En resumen, un aparente humor blandito sin ninguna gracia, aunque albergo la sensación de que no pretendió tenerla en ningún momento. Bajo esa óptica podríamos estar frente a la mejor Gala de todos los tiempos, en vez de la peor como se la ha calificado. Si las galas ya de por sí siempre terminan resultando absurdas y ridículas, pues la ideamos absurda y ridícula directamente.

No nos engañemos, frente a los que reivindican que los americanos utilizan a los mejores cómicos con resultados más sobresalientes, admitamos que las galas, todas, ya sean los Oscars, los Goya, el Día de la Provincia o el Certamen de Encaje de bolillo, son un aburrimiento. Una somera y absoluta pesadez que no la levanta ni el gran Gregorio Esteban, que en gloria esté. 

Una alternativa al tedio sería obrar como en las elecciones, un portavoz oficial de la Academia leyendo el resultado de las votaciones. Posteriormente cada producción, desde su hotel, analizando unos resultados ante los que todos se muestran satisfechos.




Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (8-2-18)




jueves, 1 de febrero de 2018

Oye Nena, Yo Soy un Artista



OYE NENA, YO SOY UN ARTISTA.

Si bien es cierto que entre las altas esferas el arte sigue siendo objeto de inversión y mercadeo para nuevos ricos (Juan Antonio Roca, el cerebro de la corrupción urbanística en Marbella, tenía un Miró en su cuarto de baño), el mercado del arte está en crisis. Aunque, la verdad ¿cuándo no lo ha estado?

El artista ya no vende como antes y recibe muchos menos encargos de trabajo aunque parezca extraño que siga teniendo que comer, vestirse y esas cosas que se suelen hacer. El galerista, tres cuartos de lo mismo, no vende ni una escoba. La situación es acuciante para ambos y se impone reinventarse y buscar nuevas fórmulas para conseguir ingresos. Uno de estos caminos alternativos y bastante de moda últimamente son los workshops o talleres formativos impartidos generalmente en las propias galerías por los creadores en un intento de rentabilizar el espacio.

La idea no es novedosa, en el Renacimiento ya existían los talleres de artistas, aunque con algunas diferencias sobre los actuales. El taller era el ámbito físico donde se realizaba el trabajo, con una jerarquía establecida relacionada con la competencia y especialización de un grupo de trabajadores-discípulos coordinados por el artista principal durante la producción de la obra. Rafael no sólo nombró herederos de su taller a Giuliano Romano y Gianfrancesco Penni, que habían llevado a cabo muchos de los cartones preparatorios de sus pinturas, sino que éstos prolongaron la actividad de la firma “Rafael” hasta más allá de la muerte de Sanzio. 

Por desgracia la moda, o la necesidad, ha propiciado que muchos artistas se aúpen al carro de impartir cursos y clases magistrales; dándose la circunstancia además de que algunos de estos nuevos docentes, en la época de las vacas gordas, despreciaban y denostaban a los que, tras superar la formación y pruebas adecuadas, se dedicaban a la enseñanza reglada.

Galerías, escuelas municipales, asociaciones, etc., convertidas en centros de enseñanza alternativos. Paradójicamente, al contar con otras fuentes de financiación, estos centros suelen estar dotados con más medios que la enseñanza oficial, creándose un triste agravio comparativo.

Dando por sentada la importancia de formarse continuamente y lo provechosos que muchos de estos cursillos pueden resultar, no falta quien lo que pretende es no pasarse mucho tiempo en clase, sino aprender truquillos y después poder presumir de discípulo del artista conocido de turno. Un fast food de la información.

Oye nena, yo soy un artista, cantaba Siniestro Total en un vaticinio del postureo actual.






Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (1-2-18)


Pueblos del Mundo: ¡Extinguíos!

PUEBLOS DEL MUNDO: ¡EXTINGUÍOS! La creatividad es la capacidad de generar nuevas ideas o conceptos a base de asociar entre s...