NOTICIAS MALAS
Se suele afirmar que los noticiarios vienen cargados
de malas noticias, es decir, de
noticias de carácter trágico o catastrófico: guerras, atentados, asesinatos. Si
bien es cierto que dicho argumento alberga algo de razón, no lo es menos el
certificar la abundancia en los mismos de noticias
malas, calificadas así por su
dificultad para sostenerse como tales, pues si atendemos a la definición de una
noticia periodística como un relato un referido a un hecho novedoso o no muy común que se considera importante
o pertinente divulgar para el conocimiento público, podemos convenir que una
gran parte de las noticias que se nos revelan como tales en la actualidad,
realmente, no lo son.
Carezco del raciocinio suficiente para discernir qué
es y qué no es noticiable, pero se me antoja difícil de entender, por ejemplo, que sea noticia, tras un sorteo de
lotería, que a alguien le toque algún premio; mucho menos comprensible aún me
resulta entender el tipo de interés que puede suscitar entrevistar a un individuo
derramando una botella de cava sobre tres viejas con roete a la puerta de una administración; que estemos en el mes de
abril y se dé la casualidad de que
empiece La Feria de Abril; que, en verano, haga calor y que, en invierno, haga
frío. Es más, si una emisora, canal de noticias o periódico publicara, ya fuera
intencionada o accidentalmente, una pieza de un año anterior, creo que nadie
notaría la diferencia. Aunque mejor no ir por ahí lanzando ideas, no vaya a ser
que editores y directores decidan ahorrar aún más en plantillas. Lo auténticamente
novedoso o noticiable sería que sucediera lo contario: que en enero asásemos
pollos a 35º y en agosto nos congelemos a menos 2º.
Si este mal aqueja por completo a todo tipo de
prensa, mención especial merecen los noticieros de televisión donde no sólo
abundan estas noticias cíclicas que se repiten año tras año y que nos llevan a
cuestionarnos realmente el papel que cumplen los medios de comunicación hoy en
día, sino que ahora te plantas ante el receptor con el plato lentejas y el vaso
valdepeñas, y entre los políticos inaugurando estructuras, los festejos
populares y las ofrendas florales a la virgen, tiene uno la sensación de estar
asistiendo a una versión mejorada, dos punto
cero, de El Nodo. Si ya configuramos el aparato para un visionado monocromo
en blanco y negro, la experiencia puede ser total.
Y aunque, por suerte, el buen periodismo sigue
existiendo, la prueba evidente del mal momento por el que atraviesan los medios
de comunicación es que incluso me dejan escribir a mí.
Antonio Jesús García
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