jueves, 15 de mayo de 2014

La Rumba del Tracatrá


LA RUMBA DEL TRACATRÁ

Las dos grandes obsesiones de la censura durante el franquismo eran la política y el sexo. Cualquier referencia ideológica contraria al régimen era eliminada; por ejemplo, en la mítica Casabanca, mediante el doblaje se eliminó el pasado republicano de Rick, no se podía permitir que el bueno de Humphrey hubiera formado parte de las Brigadas Internacionales. Y la obsesión por el sexo le llevó a un más difícil todavía al convertir una infidelidad en un incesto en Mogambo.

En el apartado musical, al margen de ser implacable con los cantautores, se mostró especialmente quisquillosa con el Rock and Roll, llegando a vetar, por ejemplo, el tema The Ballad Of John And Yoko de los Beatles por hablar de casarse en “Gibraltar, cerca de España”. Esta obsesión con la música del diablo contrastaba con la laxitud mostrada con La Copla y sus aledaños, sus insinuaciones y dobles sentidos, cuando curiosamente en estos géneros el contenido era mucho más explícito.

En el Cuplé la mayoría de sus letras tenían un pícara, aunque inocente, intención, donde Sara Montiel y su “Tápame, tápame que tengo frío” era la reina indiscutible; en cambio, la canción española era mucho más directa, aunque si tenemos en cuenta que el término copla proviene del latín copula no deberíamos extrañarnos tanto.

A finales de los sesenta La Faraona Lola Flores popularizaba un tema compuesto por Eugenio García Cueto y cuya letra abierta a múltiple interpretación rezaba así: “Tú lo que quieres es que me coma el tigre mi carne sabrosa”. El Rey de la Rumba y de las dobles lecturas, Pedro Pubill Calafat, Peret, en 1968 decía “Muevan la cintura, tracatrá, p´adelante y p´atrás, tracatrá”; en 1977 cantaba “El portero de mi casa dice que ya no trabajo, que le pregunte a su hija cuando la tengo debajo”; y en De Coco a la Paja, de 1981, las clientas de la verdulería se preguntaban “que extraño que don Tomás tenga el rábano tan grande y tan pequeño lo demás”.

Todo un canto a la promiscuidad proponía el Venezolano José Luis Rodríguez El Puma y su “A todo negro presente yo le voy a aconsejar que combine los colores, que la raza es natural “en su éxito Pavo Real, entretanto, Rafaella Carrá nos recordaba que “para hacer bien el amor hay que venir al Sur”.

Mientras las intérpretes de mantones y faralaes calentaban sus tonadillas paulatinamente, los duros e inocentes rockeros no pasaban del típico entusiasmo de “amo a mi chica” si la cosa iba bien, o del socorrido “el mundo no tiene sentido” si era el caso contrario.

Y como toda regla tiene su excepción, “De rodillas ante mí es como te gusta tí, de rodillas por detrás es como te gusta más”, los rockeros del madrileño barrio de La Elipa explicaban por qué “No es extraño que tú estés loca por mí”.

Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (15-5-14)


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