LA RUMBA
DEL TRACATRÁ
Las
dos grandes obsesiones de la censura durante el franquismo eran la
política y el sexo. Cualquier referencia ideológica contraria al
régimen era eliminada; por ejemplo, en la mítica Casabanca,
mediante
el doblaje se eliminó el pasado republicano de Rick,
no se podía permitir
que el bueno de Humphrey
hubiera formado parte de las Brigadas Internacionales. Y la obsesión
por el sexo le llevó a un más difícil todavía al convertir una
infidelidad en un incesto en Mogambo.
En
el apartado musical, al margen de ser implacable con los cantautores,
se mostró especialmente quisquillosa con el Rock and Roll, llegando
a vetar, por ejemplo, el tema The
Ballad Of John And Yoko
de los Beatles por hablar de casarse en
“Gibraltar, cerca de España”.
Esta obsesión con la música
del diablo
contrastaba con la laxitud mostrada con La
Copla
y sus aledaños, sus insinuaciones y dobles sentidos, cuando
curiosamente en estos géneros el contenido era mucho más explícito.
En
el Cuplé
la mayoría de sus letras tenían un pícara, aunque inocente,
intención, donde Sara Montiel y su “Tápame,
tápame que tengo frío” era
la reina indiscutible; en cambio, la canción española era mucho más
directa, aunque si tenemos en cuenta que el término copla
proviene del latín copula
no
deberíamos extrañarnos tanto.
A
finales de los sesenta La
Faraona
Lola Flores popularizaba un tema compuesto por Eugenio García Cueto
y cuya letra abierta a múltiple interpretación rezaba así: “Tú
lo que quieres es que me coma el tigre mi carne sabrosa”.
El Rey de la Rumba y de las dobles lecturas, Pedro Pubill Calafat,
Peret,
en
1968 decía “Muevan
la cintura, tracatrá, p´adelante y p´atrás, tracatrá”; en
1977 cantaba “El
portero de mi casa dice que ya no trabajo, que le pregunte a su hija
cuando la tengo debajo”; y
en
De Coco a la Paja, de
1981, las clientas de la verdulería se preguntaban
“que extraño que don Tomás tenga el rábano tan grande y tan
pequeño lo demás”.
Todo
un canto a la promiscuidad proponía el Venezolano José Luis
Rodríguez El
Puma y
su “A
todo negro presente yo le voy a aconsejar que combine los colores,
que la raza es natural
“en su éxito Pavo
Real, entretanto,
Rafaella Carrá nos recordaba que
“para hacer bien el amor hay que venir al Sur”.
Mientras
las intérpretes de mantones y faralaes calentaban sus tonadillas
paulatinamente, los duros e inocentes rockeros no pasaban del típico
entusiasmo de “amo
a mi chica”
si la cosa iba bien, o del socorrido “el
mundo no tiene sentido”
si era el caso contrario.
Y
como toda regla tiene su excepción, “De
rodillas ante mí es como te gusta tí, de rodillas por detrás es
como te gusta más”,
los rockeros del madrileño barrio de La Elipa explicaban
por qué “No
es extraño que tú estés loca por mí”.
Antonio
Jesús García
Publicado
La Voz de Almería (15-5-14)
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