PATOLOGÍAS
ESPECULARES
La
imagen personal y el culto al cuerpo alcanzan niveles de obsesión
realmente preocupantes para algunos. Creo que no es descabellado
denominar patologías
especulares
a algunas enfermedades. El caso más conocido es la anorexia,
un trastorno de la conducta alimentaria que supone una pérdida de
peso provocada por el propio enfermo; cánones de belleza alimentados
desde la industria de la moda y otros sectores, que llevan a una
percepción errónea del propio cuerpo, peso y proporciones.
Personalidades que van desde la modelo Twiggy a la nueva reina
Letizia han exhibido públicamente una figura de la que podríamos
convenir que hasta Las
tres Gracias
de Rubens hay un trecho. Como casi siempre en el medio suele estar la
virtud.
La
tanorexia
es la que hace a muchas personas verse blancas a pesar de estar
morenos, pasión esta que no sólo padecen modelos y folclóricas
sino también muchos varones, Julio Iglesias, Zaplana o Berlusconi
sin ir más lejos, todo lo contrario que Michael Jackson, vamos.
La
vigorexia
hace a la gente machacarse en el gimnasio e inflarse de
anabolizantes, almacenando, sólo en el cogote, más músculos que el
equipo de traineras de Oxford, mientras se ven como auténticos
alfeñiques.
Patologías
que se reafirman frente al espejo en el que se miran continuamente
las víctimas, no viéndose nunca lo suficientemente delgadas,
morenas o musculosas. Difícil de imaginar estos trastornos en
personas invidentes sin poder comparar y compartir logros. La vista
juega un papel fundamental en estos trastornos.
Pero,
sin duda, la tendencia más turbadora de todas es la de las
Barbies Humanas.
Adolescentes que se someten a un sinfín de operaciones estéticas al
tiempo que dedican diariamente horas de maquillaje
para
acercarse al estereotipo de la famosa muñeca. Época de cambios, la
adolescencia, en la que intentan adelantarse a la naturaleza,
anteponiendo al espejo un falso ideal, creyendo levantar su
autoestima al pensar que son alguien que no son.
Aún
siendo totalmente desconcertante, de inocente se podría calificar la
nueva moda japonesa si la comparamos con las anteriores: Fotografiar
Culos de hámster.
Parece absolutamente ridículo, pero no sé qué especie de Sección
Áurea o cuadratura del
círculo han visto los nipones en los traseros de estos roedores,
cuyo singular cánon de belleza ha derivado en un subgénero que
arrasa en las librerías y al que han denominado hamuketsu,
encuadrándolo, además, en la supuesta obsesión de los del sol
naciente por las cosas bonitas. Seré un anticuado, pero eso de
preferir el trasero de Stuart
Little al
de Beyoncé, Shakyra o Hugh Jackman, según cada uno, me parece…
Antonio
Jesús García
Publicado
La Voz de Almería (19-6-14)
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