Yes We Can
Al parecer fue el artista urbano y diseñador gráfico Shepard Fairey quien presentó motu propio la imagen al gabinete de campaña de Barack Obama en su primera carrera presidencial, incluido el famoso eslogan: “Sí, podemos”. Pronto el lema fue imitado en todo el mundo, siendo el más notorio para nosotros el marketing realizado por Cuatro en torno a la Selección de Fútbol de cara a la Eurocopa de 2008, sintetizado en un rotundo y esperanzador “Podemos”, que en la actualidad da nombre a un partido que, pese a su corta trayectoria, se ha convertido en agitador de la vida política de este país.
El movimiento de tierra originado por Podemos ha hecho saltar por los aires el plácido monopolio del bipartidismo en España, donde la representación política está ejercida de manera casi exclusiva por PP y PSOE, creándose así un panorama absolutamente nuevo en el horizonte político español. Expectativas que han puesto nervioso al personal de uno y otro lado del espectro político, desencadenado una lluvia de hostias contra su líder Pablo Iglesias, acusándole de todo tipo de fechorías sin realizar antes una mínima autocrítica en la gestión de los grandes partidos que haya podido influir en su pérdida de votos.
La Casa Real con la Infanta Cristina y Urdangarín, el gobierno y PP con el interminable caso Gürtel, los ERE del gobierno andaluz, los aeropuertos de Fabra, lo huérfano de significado que se encuentra el término “honorable” gracias a Pujol... Podemos es un producto del descontento social reinante, de las medidas de ajuste, etc. pero, esencialmente, del hastío de los ciudadanos ante las continuas noticias de corruptela y saqueo de las arcas públicas por parte de nuestros representantes políticos, junto al descrédito continuo experimentado por las instituciones.
La subida es continua; hay a quien nunca le había proporcionado tanto placer un voto, primero, por los buenos resultados, ya que hasta ahora votar a minoritarios perdedores resultaba un pelín frustrante, segundo, por la satisfacción que da ver el miedo de aquellos que se creían seguros en su poltrona.
Uniendo esto al haber roto el discurso político vano y ramplón de un país en el que, hasta hace poco consistía, en dar el titular fácil al periodista del medio amigo.
Como toda formación política tiene sus lagunas pero probablemente sean los mismos peros que los que se le podrían poner a los partidos tradicionales. Si la fiscalización a la que está siendo sometida esta organización y su líder se hubiera hecho con los demás partidos y sus representantes, muchas de las cosas que están sucediendo no habrían pasado.
La esperanza se tornó desilusión con Obama, está por ver qué ocurre con Iglesias.
Antonio Jesús García
Publicado La Voz de Almería (6-11-14)
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