ROCK POR LA
PUERTA GRANDE
El
denominado rock torero supuso un
punto de inflexión en la movida madrileña, cuando con chulería se comenzaron a
sustituir las modas generalmente importadas del mundo anglosajón por una
imaginería patria hasta ese momento denostada por la progresía reinante, y cuyo
máximo exponente fue el grupo Gabinete Caligari y su castiza indumentaria.
Como hijos
bastardos de esa línea cañí, pero con mucho más morro y sentido del humor, nacen
Los Monumentales, dúo musical de taurino nombre que presenta disco y cuya
imagen y camisas de lunares no sólo se asemejan a las que lucían Urrutia y
Calvo en Gabinete o José Antonio García en 091, sino que van mas allá y nos
retrotraen descaradamente a la copla y al folclore español.
La portada del
disco, como no podía ser de otra manera, contiene fotos de una sesión realizada
en el mismo albero del coso de la Avenida de Vilches, y cuyo diseño luce un
marcado aire retro al estilo de la casa Belter; cuando en los años 60 y 70 las
portadas con la imagen de Manolo Escobar, Juanita Reina o El Fari copaban los
escaparates de las tiendas de discos y se escuchaban sin descanso en las
gramolas de los bares. Botines de tacón cubano y una imagen de la Virgen del
Mar pegada sobre el bombo de la batería completan la irreverente estampa.
Ambiente de
fiesta para la presentación en sociedad del disco en la Sala Vampiras, donde la
presencia y apoyo de Ruiz Manuel, el torero almeriense, hacía recordar la época
en la que Antoñete acostumbraba asomar su blanco mechón para mojar el gaznate
por el King Creole, templo del rockabilly en el madrileño barrio de Malasaña.
Billetes es el
título del primer ep en vinilo de Los Monumentales, cuatro canciones
perpetradas con alevosía al alimón por Francis Aguilar y Aníbal Ortiz. Garaje Cañí, Punk Carpetovetónico o Rock and Roll Gitano son tan solo algunas
etiquetas con las que se ha intentado calificar su estilo musical aunque no es tarea fácil.
Autores de
sus propios temas, la pareja no duda en cometer crímenes de lesa humanidad al
interpretar en directo clásicos populares como María de la O, Si vas a
la mar, o La bien pagá,
en simpáticas y gamberras versiones. La fórmula es sencilla, ponga en la coctelera
a Sid Vicious, El Príncipe Gitano, los Stray Cats y a Estrellita Castro, y
agite fuertemente.
La letra del
tema estrella del disco no solo no deja lugar a interpretaciones sobre cuáles
son sus verdaderas intenciones sino que podría componer la banda sonora de
multitud demandas de divorcio: Ya no quiero más tu amor, me resulta
agotador, todo se acabó, sabes que no hay solución, lo único que quiero yo son
BILLETES.
Antonio Jesús García
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