AL CIELO CON ELLA
Recordarán, los que ya
peinan canas, el relativo poco arraigo del que hace tan sólo unas décadas
gozaba la Semana Santa en nuestra ciudad, cuando, lejos de las multitudinarias
participaciones de la actualidad, los pasos no sólo no eran tan exuberantes y
adornados, sino que, ante la poca predisposición del personal por joderse las
cervicales alzando al cielo con ella
no sé cuántos kilos, los mismos eran
transportados sobre ruedas. Fue con la supuesta llegada de la democracia y las
autonomías cuando, por obra y gracia de unos políticos cortos de miras y por un simple hecho de mimetización,
aparecieron las casetas en la Feria, en mayo las cruces desterraron a las mayas, peregrinamos al Rocío y las
cofradías y pasos se multiplicaron como las esporas, confundiendo claramente el
andalucismo con el sevillismo, transformando notablemente nuestras
costumbres.
Resulta de lo más curioso el
papel jugado a favor de este proceso por un partido teóricamente socialista de
izquierdas, más si tenemos en cuenta que, desde
1937, el Episcopado Español mostró su
apoyo a la cruzada nacional y que la unión entre la dictadura y la
Iglesia Católica fue uno los pilares con los que el general pudo sustentar su
régimen a cambio de imponer su doctrina moral,
convirtiéndose la Semana Santa y sus procesiones en una clara representación de esa simbiosis. Más aún
si atendemos no sólo a la peculiar postura de
la Iglesia durante el periodo de la represión franquista, sino a la
estrecha relación mantenida por el propio dictador y otros golpistas con
determinadas cofradías, algunas de ellas sevillanas, donde fajines y guiones
del dictador y otros militares afines se siguen exhibiendo sin pudor alguno.
Aún así, como toda
manifestación popular, la Semana Santa, repostería popular al margen, es fuente
de inspiración para otras expresiones artísticas: el film de terror Nadie conoce a nadie, ópera prima de
Mateo Gil, está ambientado en la Semana Santa sevillana y asociado a los
momentos de pánico vividos durante la madrugá
del año 2000; o el cantante Silvio, uno de los personajes más carismáticos y
peculiares que ha alumbrado la ciudad de Híspalis, capaz de aunar sus dos grandes
pasiones, la música rock y la Semana Santa, dedicando a varias imágenes
marianas de su ciudad el tema Rezaré,
versión del Pregheró de Celentano,
versión a su vez del Stand by me compuesto
por Ben E. King, Jerry Leiber y Mike Stoller. La Saeta, poema de Antonio Machado y magistralmente cantado por
Serrat, es sin duda alguna uno de los puntos álgidos de estas manifestaciones.
La no separación de
poderes entre el Estado y la Iglesia es lo que tiene, al cielo con ella.
Antonio Jesús García
Publicado la Voz de Almería
(10-4-15)
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