REALISMO MÁG (TRÁJ) ICO
La historia no
tiene desperdicio. Unos operarios al servicio del Ayuntamiento transportan en
una furgoneta un cargamento de libros para quemar. ¿Cómo? Un momento.. ¿libros
para quemar? Sí, exactamente. Como en la novela distópica de Ray Bradbury, Farenheit 451, llevada al cine por
François Truffaut, donde bomberos queman libros por orden del gobierno, ya que,
según éste, leer impide a los hombres ser felices.
Parece ser que
la institución en busca de espacio tras reformas y rehabilitación de su sede no
ha encontrado otra solución que incinerar un sinfín de volúmenes almacenados a
lo largo del tiempo en sus dependencias.
Tras vaciar la
carga una de estas publicaciones se quedó enganchada a uno de los salientes del
vehículo, el obrero al ir a cogerla para depositarla junto a las demás observó
que ésta, abierta, mostraba unas imágenes. Cuál no sería su sorpresa al
reconocer a algunas de las personas que aparecían en una de esas fotografías,
pertenecía nada más y nada menos que a la boda de sus padres. La publicación en
cuestión era Anuario de La Fotografía
Española 1958 y la obra pertenecía a la conocida serie de La Chanca del
maestro Pérez Siquier.
La historia,
real, se nos presenta cargada de emoción y abierta a interpretaciones por parte
de los que no creen en las simples casualidades y están dispuestos a buscar
esotéricos significados a los hechos.
Lo mágico da
paso a lo trágico y surgen algunos interrogantes. ¿Es posible que en el siglo
XXI se lleven a cabo estas disparatadas acciones? ¿Quién es el lumbreras al que
se le ha ocurrido semejante aberración? ¿Existirá entre estos trabajadores, como
en la novela, un Montag que salve de la
quema algunos ejemplares? De ser esto así ¿qué ejemplares ha indultado? ¿Qué
obras y cuántas se han perdido cual sacrificio a los dioses?
Mientras se condena
con todo merecimiento a los Talibanes o al Estado Islámico por destruir e
incendiar bibliotecas y obras de arte, nuestras instituciones acometen sin
ningún tipo de filtro ni de control una limpieza étnica en sus estanterías. Habrá
quien argumente que no es lo mismo la Biblioteca Central de Mosul, donde han desaparecido
piezas datadas 5.000 años antes de Cristo, que un archivo municipal, pero por
esa misma regla de tres las anteriores nunca habrían llegado a nuestros días.
Otro
ejemplo: a pesar de que en su día la Diputación afirmó que los decorados de
Éxodus se iban a conservar, al parecer
con la única intención de aparecer en la prensa, éstos son esquilmados y
degradados sin que nadie se preocupe por ello. Mientras tanto, la apuesta
fuerte de Sevilla para Fitur es el trono de hierro de Juego de Tronos. La
apuesta por la cultura siempre resulta rentable.
Antonio Jesús García
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