jueves, 16 de julio de 2015

Bares, Bares.


BARES, BARES.

Y creo que he bebido más de 40 cervezas hoy, berreaba Pablo Carbonell al frente de Toreros Muertos y, aunque la marca solo esté al alcance de los grandes ases del bebercio, no cabe duda de que la afición a los bares es patente en todo el territorio nacional. Curioso resulta que, frente a las continuas apropiaciones de supuestas identidades culturales por parte de formaciones políticas de uno y otro signo, nadie haya apostado por esta.

Los vikingos acudían al hidromiel a la menor excusa. Iban a entrar en batalla y para armarse de valor: hidromiel. Ganaban, y para celebrarlo: hidromiel. Perdían, y para combatir la tristeza: hidromiel. Nosotros nos comportamos de forma similar. Todos los acontecimientos importantes en la vida de una persona, desde el nacimiento, la boda, y hasta el entierro, el que no toma vino, el suyo viene de camino, tienen su correspondiente celebración en una barra. Desde el desayuno, el café mañanero, las cañas, el carajillo, a las consabidas copas. Nos encantan los bares.

No recuerdo si empecé a beber porque mi mujer me dejó o si mi mujer me dejó porque empecé a beber, argumentaba Nicholas Cage en Leaving las Vegas,  y es que, no nos engañemos, a los bares se va a beber. Evidentemente también  se come y bien, todo en los bares sabe mejor solía decir el crítico taurino Jorge Laverón, pero en un bar se bebe y se bebe alcohol. La sin, los zumos y los refrescos son  engendros del maligno, eso de tomarse un mosto acompañado de una tapa de callos a la madrileña debería de estar penado por la Convención de Ginebra.

Bares qué lugares, tan gratos para conversar, popularizó Gabinete Caligari, y es que en los bares se ríe, se llora, se cierran tratos, se cuentan penas, se ama y hay hasta quien folla. También se intenta ligar, como tradicionalmente hacían los niños de bien durante el vermut tras la misa de doce. Eso por no hablar de la larga tradición de escritores, desde  Hemingway  a Sartre, que gustaban de buscar la inspiración  sobre a la mesa del bar.

Pero, lo más importante, en los bares, se escucha música, se escucha rock and roll y se disfruta de él. Se descubren temas, grupos, intérpretes, etc, no es posible comprender este movimiento sin el concurso de los bares y las añoradas jukebox.

Nada está suficientemente perdido si podemos bajar a bar. Cuando todo parece no tener sentido, o a lo mejor no lo tiene, cuando no consigues dar esquinazo a tus fantasmas, siempre nos queda el bar. La noche vuelve a empezar… en el mismo bar de siempre, cantaban los granadinos 091.

Volviendo a Pablo y a los Toreros: Soy nuevo en esta ciudad, no sé dónde  está el museo, pero si salgo a pasear ya sé lo me voy a encontrar: bares, bares.


Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (16-7-15)


1 comentario:

Pueblos del Mundo: ¡Extinguíos!

PUEBLOS DEL MUNDO: ¡EXTINGUÍOS! La creatividad es la capacidad de generar nuevas ideas o conceptos a base de asociar entre s...