jueves, 21 de enero de 2016

¿Teléfono Rojo? Volamos A Palomares



¿TELÉFONO ROJO? VOLAMOS A PALOMARES.

En 1964, consolidado su estatus personal tras el éxito de Lolita, el director norteamericano Stanley Kubrick fija su residencia en Inglaterra, dispuesto a afrontar su próxima película y de la que, a su vez, sería  productor: la delirante comedia Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb. Traducida en España como ¿Teléfono Rojo? Volamos Hacia Moscú. Spain is different, ya se sabe.

En plena Guerra Fría y tras la crisis de los misiles cubanos, el miedo a una guerra nuclear era mas que palpable entre la sociedad estadounidense, y cómo no, el genial director se hizo eco de ello.

Para los créditos iniciales del film y con tipografía diseñada a mano exprofeso por Pablo Ferro, el director recurre, a ritmo de la tranquila balada Try a Little Tenderness, a mostrar la cópula entre un bombardero B-52 y un avión cisterna KC-135 durante una  maniobra de repostaje en pleno vuelo.

Dos años después, el 17 de enero de 1966, la realidad evidenciaba que hacer el amor rutinariamente y sin pasión no puede traer buenas consecuencias. Exactamente durante esa misma maniobra y con esos mismos aparatos, debido a un fallo en la operación de acoplamiento, un bombardero estratégico y un avión nodriza colisionaban a 10.000 de altura sobre la localidad de Palomares, cargados con material suficiente como para provocar una explosión nuclear de 6000 Kilotones. No sé realmente qué diantres significa eso, pero si te dicen que habría sido setentaicinco veces más potente que lo acontecido en Hiroshima, la verdad es que acojona un poco.

Dejando a un lado las posibles consecuencias y la buena o mala gestión realizada por la administración española y norteamericana, llama la atención la injerencia entre realidad y ficción. La sátira, en el film, de la paranoia de un general norteamericano que cree ser victima de un gigantesco complot, no se antoja tan exagerada al contemplar, en la vida real, las actuaciones de algunos militares y políticos.  Incluso el actor Ronald Reagan, al ser elegido presidente de los Estados Unidos, pidió ver la Sala de la Guerra sin ser consciente de que esta había sido inventada para la película.

Para la película, Kubrick se inspiró en la novela  Red Alert, escrita en 1958 por Peter George, una historia de suspense y absolutamente seria que concluía así: Si el sistema es seguro en el 99,99 por ciento de los casos, con una suerte y media y teniendo en cuenta que hay 365 días al año, se producirá un accidente dentro de 30 años. Claramente erró en su predicción.


Antonio Jesús García


Publicado La voz de Almería (21-1-16)




1 comentario:

  1. Gran película y gran creador! Hollywood el motor que ha transformado nuestra realidad a través de las impresiones que dejan las grandes películas en nuestro subconsciente colectivo, el truco final. Kubrick el maestro creando realidad con sus películas, tanto que el gobierno americano lo contrató para que creara el engaño más bestia de la historia. Tal como el mismo dice, su obra maestra nunca reconocida: https://youtu.be/rR4pf6pp1kQ

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