¿TELÉFONO ROJO? VOLAMOS A PALOMARES.
En 1964, consolidado su estatus
personal tras el éxito de Lolita, el director norteamericano Stanley Kubrick
fija su residencia en Inglaterra, dispuesto a afrontar su próxima película y de
la que, a su vez, sería productor: la
delirante comedia Dr. Strangelove or: How I Learned to Stop Worrying and Love
the Bomb. Traducida en España como ¿Teléfono Rojo? Volamos Hacia Moscú. Spain
is different, ya se sabe.
En plena Guerra Fría y tras la
crisis de los misiles cubanos, el miedo a una guerra nuclear era mas que
palpable entre la sociedad estadounidense, y cómo no, el genial director se
hizo eco de ello.
Para los créditos iniciales del film
y con tipografía diseñada a mano exprofeso por Pablo Ferro, el director
recurre, a ritmo de la tranquila balada Try a Little Tenderness, a mostrar la
cópula entre un bombardero B-52 y un avión cisterna KC-135 durante una
maniobra de repostaje en pleno vuelo.
Dos años después, el 17 de enero de
1966, la realidad evidenciaba que hacer el amor rutinariamente y sin pasión no
puede traer buenas consecuencias. Exactamente durante esa misma maniobra y con
esos mismos aparatos, debido a un fallo en la operación de acoplamiento, un
bombardero estratégico y un avión nodriza colisionaban a 10.000 de altura sobre
la localidad de Palomares, cargados con material suficiente como para provocar
una explosión nuclear de 6000 Kilotones. No sé realmente qué diantres significa
eso, pero si te dicen que habría sido setentaicinco veces más potente que lo acontecido
en Hiroshima, la verdad es que acojona un poco.
Dejando a un lado las posibles
consecuencias y la buena o mala gestión realizada por la administración
española y norteamericana, llama la atención la injerencia entre realidad y
ficción. La sátira, en el film, de la paranoia de un general norteamericano que
cree ser victima de un gigantesco complot, no se antoja tan exagerada al
contemplar, en la vida real, las actuaciones de algunos militares y
políticos. Incluso el actor Ronald Reagan, al ser elegido presidente de
los Estados Unidos, pidió ver la Sala de la Guerra sin ser consciente de que
esta había sido inventada para la película.
Para la película, Kubrick se inspiró
en la novela Red Alert, escrita en 1958 por Peter George, una historia de
suspense y absolutamente seria que concluía así: Si el sistema es seguro en el 99,99 por ciento de los casos, con una
suerte y media y teniendo en cuenta que hay 365 días al año, se producirá un
accidente dentro de 30 años. Claramente erró en su predicción.
Antonio Jesús García
Gran película y gran creador! Hollywood el motor que ha transformado nuestra realidad a través de las impresiones que dejan las grandes películas en nuestro subconsciente colectivo, el truco final. Kubrick el maestro creando realidad con sus películas, tanto que el gobierno americano lo contrató para que creara el engaño más bestia de la historia. Tal como el mismo dice, su obra maestra nunca reconocida: https://youtu.be/rR4pf6pp1kQ
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