jueves, 17 de marzo de 2016

Maniobra de Resurrección




MANIOBRA DE RESURRECCIÓN

Maniobra de Resurrección es el nombre de la gira que, veinte años después de su mítico Último Concierto en Maracena, ha sacado de nuevo a la carretera a 091. Formada al inicio de los ochenta, la emblemática banda de rock granadina hacía gala de un estilo potente y agresivo.

El álbum Más de cien lobos fue producido, no sin ciertas tensiones y problemas con la discográfica, por Joe Strummer, líder de The Clash, quien conoció a la banda durante su etapa lorquiana.
La contundencia alcanzada por las guitarras en Debajo de las piedras y Doce canciones sin piedad junto a las letras escritas por José Ignacio Lapido le aportaron ese sello literario e intelectual que tan bien les define y caracteriza, alejados del aire gamberro y desenfadado de sus inicios.

Varias son las veces en que los Cero han tocado en Almería y provincia. Creo recordar en las fiestas de Albox, y en Adra compartiendo improvisado camerino en una clase de un colegio junto a los también granadinos KGB. Puede que me baile algún dato y en vez de esas localidades fuesen otras, pero ya se sabe: si recuerdas los ochenta es porque no los viviste.

También actuaron junto a Aeropuerto Jay en la fiesta fin de año del 84. Pero su primera actuación fue en un concierto organizado por el Ateneo de Almería en el Pabellón Municipal de Deportes hoy llamado Rafael Florido. El programa, presentado por Carmelo Villar, estaba compuesto por los almerienses Pulstars, Danza Invisible como cabeza de cartel, y 091.

Eran los años ochenta y curiosamente sucedían estas cosas, la nueva directiva del ateneo, en un intento de dejar atrás la casposa etapa anterior y entrar en la modernidad, organizaba un concierto de rock.
Hecho significativo para el anecdotario fue el acontecido durante la actuación de los Cero, cuando José Antonio García, el cantante de castizas camisas de lunares, en mitad de su actuación se zampó un bocata. Dejó constancia de ello Dexedrina, fanzine de la época, preguntándose por el contenido de dicho bocadillo.

Sin duda, imagen predecesora ésta de la protagonizada años más tarde por el mítico Chuck Berry, que al grito de: ¡I’m hungry!, se hizo subir al escenario del Maestro Padilla un tupperware con sopa china.

Los músicos juran y perjuran que la resurrección será efímera, de una sola temporada. Habrá que esperar a ver si les sucede como a los grandes toreros, que una vez superado el miedo inicial y despertado el gusanillo deciden hacer las américas. Mientras, disfruten de la oportunidad de ver de nuevo sobre un escenario a la misma formación que dio su último concierto en 1996: José Ignacio Lapido, Tacho González, José Antonio García, Jacinto Ríos y Víctor Lapido.


Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (17-3-16)

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