jueves, 6 de octubre de 2016

Caníbal, Contigo Empezó Todo




CANIBAL, CONTIGO EMPEZÓ TODO

Hace tres años salía de una reunión con Evaristo Martínez con el compromiso formal de escribir un artículo a la semana para este periódico y con la extraña sensación de que algo había fallado, que me habían tangado, ya que, inicialmente, el motivo de la misma sólo iba a ser instarme a escribir una crítica tras el preestreno de Caníbal, la impresionante película de Manuel Martín Cuenca.

Leí en una introducción, no recuerdo si del propio De Quincey a su ensayo Del asesinato considerado como una de las bellas artes, algo así como que el asesinato es como cortarse las uñas de los pies. Una tarea ímproba e insufrible que una vez hecha piensas en no volver hacer, y que antes de lo que crees te ves obligado a volver a hacer. 

Escribir un articulo resulta algo similar. Una vez concluido experimentas una sensación de alivio, una especie de mezcla entre orgasmo y llegar al wáter a tiempo mientras disfrutas de la supuesta lejanía del siguiente, aunque, mucho antes de lo que imaginas, ya estás obsesionado con él. 

La vida no vale nada, una andadura de la que, confieso, disfruto y a la que jamás le habría vaticinado tal longevidad. Pasan y suceden muchas cosas en tres años. Amores que vienen, amores que van, de eso el tiempo se encarga. Moría Nelson Mandela, Madrid perdía su candidatura como sede olímpica, e incluso aún había hasta quien creía que el PSOE seguía siendo un partido de izquierdas. 

La casualidad ha querido que este aniversario coincida con el cineasta Manuel Martín Cuenca rodando de nuevo una película, El Móvil, en Sevilla, basada en la novela homónima de Javier Cercas.

A Manuel le gusta ir a los lugares donde rueda con tiempo, para respirar su ambiente, conocer bien el sitio y escuchar el pulso de la ciudad antes de que se convierta en un set de rodaje. Si en La mitad de Óscar la majestuosidad de Cabo de Gata o el clima y forma de vivir en el Albaicín Bajo en Caníbal jugaban un papel esencial en la cinta, como si de un personaje más se tratase, a buen seguro el sevillano barrio de Heliópolis también lo hará en El Móvil.

Martín Cuenca es, sin duda, uno de los directores más interesantes del panorama actual y por el que profeso una absoluta admiración. Caníbal, junto a La isla mínima de Alberto Rodríguez, probablemente sea la mejor película española rodada en lo que va de siglo.

Por ello este cumpleaños de La vida no vale nada se convierte en un homenaje al director almeriense y, parafraseando a Gerard Piqué cuando durante la celebración de sus éxitos deportivos se acordó de un cantante colombiano, podríamos decir: “Gracias a Caníbal, contigo empezó todo”.


Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (6-10-16)

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