CANIBAL, CONTIGO EMPEZÓ TODO
Hace tres años salía de una reunión con
Evaristo Martínez con el compromiso formal de escribir un artículo a la semana
para este periódico y con la extraña sensación de que algo había fallado, que
me habían tangado, ya que, inicialmente, el motivo de la misma sólo iba a ser
instarme a escribir una crítica tras el preestreno de Caníbal, la impresionante
película de Manuel Martín Cuenca.
Leí en una introducción, no recuerdo si
del propio De Quincey a su ensayo Del asesinato considerado como una de las
bellas artes, algo así como que el asesinato es como cortarse las uñas de los
pies. Una tarea ímproba e insufrible que una vez hecha piensas en no volver
hacer, y que antes de lo que crees te ves obligado a volver a hacer.
Escribir un articulo resulta algo
similar. Una vez concluido experimentas una sensación de alivio, una especie de
mezcla entre orgasmo y llegar al wáter a tiempo mientras disfrutas de la
supuesta lejanía del siguiente, aunque, mucho antes de lo que imaginas, ya estás
obsesionado con él.
La vida no vale nada, una andadura de
la que, confieso, disfruto y a la que jamás le habría vaticinado tal
longevidad. Pasan y suceden muchas cosas en tres años. Amores que vienen,
amores que van, de eso el tiempo se encarga. Moría Nelson Mandela, Madrid
perdía su candidatura como sede olímpica, e incluso aún había hasta quien creía
que el PSOE seguía siendo un partido de izquierdas.
La casualidad ha querido que este
aniversario coincida con el cineasta Manuel Martín Cuenca rodando de nuevo una
película, El Móvil, en Sevilla, basada en la novela homónima de Javier Cercas.
A Manuel le gusta ir a los lugares
donde rueda con tiempo, para respirar su ambiente, conocer bien el sitio y
escuchar el pulso de la ciudad antes de que se convierta en un set de rodaje.
Si en La mitad de Óscar la majestuosidad de Cabo de Gata o el clima y forma de
vivir en el Albaicín Bajo en Caníbal jugaban un papel esencial en la cinta,
como si de un personaje más se tratase, a buen seguro el sevillano barrio de
Heliópolis también lo hará en El Móvil.
Martín Cuenca es, sin duda, uno de los
directores más interesantes del panorama actual y por el que profeso una
absoluta admiración. Caníbal, junto a La isla mínima de Alberto Rodríguez,
probablemente sea la mejor película española rodada en lo que va de siglo.
Por ello este cumpleaños de La vida no
vale nada se convierte en un homenaje al director almeriense y, parafraseando a
Gerard Piqué cuando durante la celebración de sus éxitos deportivos se acordó
de un cantante colombiano, podríamos decir: “Gracias a Caníbal, contigo empezó
todo”.
Antonio Jesús García
Publicado La Voz de Almería (6-10-16)
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