TITA, TITA, LO QUE SE DA
NO SE QUITA
A final del año pasado el
Ministerio de Cultura polaco compró por 100 millones de euros la colección de
arte de la familia Czartoryski, valorada en más de 2000. Además de obras de Renoir
y Rembrandt, cuenta en su haber dicha colección con La Dama del Armiño de
Leonardo Da Vinci, valorada en más de 350 millones.
El titular de Cultura del
gobierno polaco afirmó que con esta adquisición se aseguraba que la colección
de la Fundación Czartoryski no saliera nunca de Polonia. Sin duda se trataba de
una voluntad expresa del presidente y fundador del Consejo de la Fundación
de los Príncipes Czartoryski, Adam Karol Czartoryski, quien, mediante esta
“donación”, aseguraba seguir la senda de sus antepasados que siempre trabajaron
por la nación polaca, hecho éste que le ha supuesto, como protesta, la dimisión
en pleno de su junta de administración.
Intuyo que el señor Karol
es un aristócrata de alta alcurnia al que nunca le han faltado posibles y no necesita ir por ahí
presumiendo de pasta ante el personal, siendo para él un gesto de generosidad
con el pueblo el mostrar lo que su familia atesoró.
Puede, es un suponer, que con el capital obtenido por la operación, el
señor Karol Czartoryski tenga más que
suficiente para vivir el resto de sus días y se la traiga totalmente al pairo
la típica bandada de buitres herederos que sobre él anda revoloteando al
acecho.
Contrasta el altruismo del
noble polaco con el espectáculo de vodevil con el que la baronesa Thyssen nos
obsequia de vez en cuando. Cabe recordar
que, tras la compra en 1993 por parte del estado español de la colección del
barón y de la rehabilitación inicial del Palacio de Villahermosa para albergar
el Museo Thyssen en 1999 con dinero público, se realizó una ampliación para
exponer también la colección personal de Tita Cervera. De 655 obras,
inicialmente, se pasaron a 430. Además
Cervera puede disponer libremente del 10% de la colección para su venta.
Desde encadenarse a un
árbol del Paseo de Recoletos a las continuas amenazas de llevarse la colección,
la Baronesa no ha dejado de dar guerra desde el mismo momento del acuerdo.
Se queja Tita de que, durante
todos estos años, sólo ha tenido gastos y que tiene que pensar en sus
herederos. A cambio de una prórroga por tres años del acuerdo, al parecer, la
baronesa pretende poder vender la joya de su colección, el lienzo de Gauguin Mata Mua, cuyo precio en el mercado
podría llegar a 260 millones de euros. La amenaza de Hacienda que pesa sobre su
hijo Borja Thyssen, por presunto fraude, podría estar detrás de la operación.
No es solo la cuna quien
hace nobles a las personas, sino también su inteligencia y su bondad.
Antonio Jesús García
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