BUSCAMOS
ABOGADO
De
fondo suena música militar, tambores, cornetas, trombones, de
desfile, se intuye el ambiente triunfal con serpentinas, confeti y
sonrisas. Una voz narra con grandilocuencia y boato al paso de la
comitiva.
-
Perdone. ¿Se va quedar usted a ver todo el desfile?
-
¿Cómo? Sí, claro ¿Por qué lo dice?
-
Por si me podría usted hacer un favor, es que soy terrorista, mi
mujer está a punto de dar a luz y me tengo que ir. Por si usted
podría ayudarme y cuando pase el coche del general apretar este
botón, que tengo que hacer un atentado pero no puedo quedarme tanto
tiempo. ¿Lo haría usted por mi?
Poco
más o menos, este dialogó se emitió por FM a mitad de los años
ochenta en El
Hueco de la Escalera,
una loca y disparatada sección del programa La
Escalera Mecánica,
magazine capitaneado por Juan Manuel Cidrón en Radio Cadena
Española, y con Manuel Gutiérrez Navas como director de la emisora.
Por el ese espacio radiofónico pasaban y tenían cabida todos los
jóvenes de la ciudad con una mínima inquietud artística, ya fuera
la música, la pintura, la literatura, el tatro o incluso la
coctelería.
De
un tiempo en el que la radio era más comunicación que información
y de su importancia dan debida cuenta los periodistas Antonio Torres
en su obra Soñar
la Radio. Sintonía de Almería
para la radio andaluza, y Miguel Ángel Blanco en Cultura,
periodismo y transición democrática en Almería (1973-1986).
Con
varias bandas terroristas activas en España en ese momento, la
locución del programa inspirado en un atentado terrorista no cosechó
ninguna queja ni denuncia por parte de la fiscalía. Treinta años
más tarde se antoja imposible que un espacio de esas características
pudiese ver la luz.
O
la retransmisión de una hipotética procesión de Semana Santa
narrada con voz vibrante y emocionada, como si de un acontecimiento
deportivo se tratara.
¡Atención!
Señores y señoras, atención. Que viene el de la lanza con pinta
bruto. El romano avanza con paso decidido, se detiene al llegar al
punto preestablecido, alza la mirada, coge posición, apunta, toma
impulso, dispara ..., en todo el costado. El arma dibuja en el aire
una preciosa y precisa parábola para terminar incrustada en el
hemitórax derecho de Jesús. La sangre brota salpicando al público
que se aparta ante el viscoso líquido. Mientras el centurión, dando
grandes saltos de alegría, es felicitado efusivamente por sus
compañeros.
Dos jóvenes
y descerebrados
estudiantes de Escuela de Artes, por aquel entonces, y admiradores
del
popular dúo Gomaespuma,
José María Parra y el que suscribe, éramos los autores.
Si
no ha prescrito aún el delito, buscamos abogado.
Antonio
Jesús García
Publicado
La Voz de Almería (6-4-17)
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