LA TAPA, QUE CRUZ, JORDI
Jordi Cruz, en su momento el chef más joven de
España y segundo en el mundo en obtener una Estrella Michelín, es popularmente
conocido por ser jurado del programa de TVE MasterChef. Durante una
presentación televisiva de su libro Tapas con rock’n’roll, mostró su sorpresa
al enterarse de que existían bares con tapas de cortesía más allá de unas
aceitunas.
Resulta incomprensible que uno de los grandes
nombres con más proyección de futuro del panorama culinario español muestre tan
supina ignorancia en cuanto a las costumbres culinarias de su país se refiere.
A veces suceden esas cosas, que uno alberga más conocimientos de lo que se
cuece en el delta del Mekong que de lo que ocurre a la vuelta de la esquina.
De entrada, el afamado cocinero da la imagen de
estar poco viajado, pues no son pocas las regiones de España en las que, junto
a la bebida, uno puede degustar tapas de calidad incluidas en el importe de la
bebida. Insisto, inconcebible que un cocinero de su categoría desconozca un
hecho así.
De unos años acá, la tapa se ha convertido en
una seña de identidad de la gastronomía andaluza y española, y en uno de los
elementos más exportables e identificables de nuestra idiosincrasia. Dejando de
lado inciertas leyendas acerca de los supuestos momentos de su invención, entre
los que se encuentra Almería, lo cierto es que no parece haber dudas al situar
su origen en Andalucía.
Continuos son los festejos, ferias y rutas
organizadas con los que muchas poblaciones pretenden promocionar y dar a
conocer sus peculiaridades gastronómicas. Curiosamente, hace un año, en una
encuesta de un digital para averiguar cuál era la mejor ciudad de España para
tapear ganó León, seguida de Almería y Granada.
En nuestra ciudad, desde hace ya algunos años,
la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Almería (ASHAL),
en colaboración con diferentes organismos e instituciones, organiza la Ruta de
la Tapa o el Festival Tapas de Película, entre otras.
Generalmente estos actos se organizan, digamos,
con un carácter casi endogámico y se promociona y fomenta el consumo entre los
habitantes de la ciudad y visitantes ocasionales, sin la pretensión de una
promoción exterior.
No es la primera vez que un cocinero de
prestigio se destapa como un perfecto desconocedor de la gastronomía patria,
puesto que, hace algún tiempo, el popular Karlos Arguiñano cocinó por
televisión unos Papaviejos de los que en Pechina aun se deben estar partiendo
de risa. No estaría mal que en una próxima ocasión la organización invitase de
jurado a alguna de estas personalidades, para que conozcan de primera mano las
bondades de nuestro lujo gastronómico.
Antonio Jesús García
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