LA
FAMILIA
Siempre ha sido así, desde tiempos inmemoriales, el
poder lo han ostentado determinadas familias, generalmente por designio divino.
Es más, las 30 dinastías de faraones que gobernaron en el Antiguo Egipto, no lo
hicieron en nombre de dios, sino que ellos mismos encarnaban la divinidad,
pudiendo ser considerados el primer ejemplo de absolutismo de la Historia.
Legendaria fue la crueldad ejercida hacia sus
súbditos por Keops, Kefrén o Ramsés II.
Windsor, Borbón o Alba, son apellidos
cuyas reatas se remontan hasta la Edad Media. El poder ha sido ejercido por
estas oligarquías de forma endogámica hasta el siglo XVIII, cuando la
Revolución Francesa marcó el inicio de la Edad Contemporánea, asentando las
bases del parlamentarismo liberal. Por desgracia, con el paso del tiempo, a los
apellidos de sangre azul se les unieron los de empresarios y banqueros, como March, Botín, o
Koplowitz.
No cabe
duda que uno de los sistemas de organización más sólidos e importantes
que ha surgido a través de la historia del hombre, puede ser la familia, grupo
de personas unidas por el parentesco.
De la importancia de la familia da
suficiente muestra el cine y la literatura. En El Padrino de Francis Ford Coppola, basada en la novela homónima de
Mario Puzo, el hijo de Don Vito, Michael, no tiene intención de tomar parte en los negocios
de la familia, en los que se es amable y benevolente con los que muestran
respeto, a la vez que violento y despiadado con quien está en contra. En este
filme se usan claramente las dos acepciones, la de la familia conformada por
vínculos consanguíneos, y la de la familia como un tipo especial de crimen
organizado, La Mafia o la Cossa Nostra, en el que los miembros de
los distintos clanes controlan las actividades de la organización.
Resulta curioso cómo en los sistemas democráticos
contemporáneos las diferentes facciones que
luchan por el poder y control en los actuales partidos políticos se organicen
por familias cuya denominación responde generalmente al nombre o apellido del
cabeza visible de la corriente: guerristas, pablistas, errejonistas, sanchistas
o susanistas; todos agrupados, como Connor MacLeod,
partiendo con su clan a combatir frente a un clan rival, bajo el estandarte de
la familia en Los Inmortales,
película protagonizada por Christopher Lambert en 1986.
Que
la tortilla se vuelva, que los pobres coman pan y los ricos mierda, mierda, fue la
legítima aspiración del pueblo, grabada por Quilapayun en 1968, con letra y
música de Chicho Sánchez Ferlosio, pero en la práctica lo que ha sucedido es
que han surgido nuevas escuelas de hostelería, pero la omelette continúa cuajándose sobre el mismo lado.
Antonio Jesús García
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