LA MAUVAISE RÉPUTATION
Cuando
la fiesta nacional yo me quedo en la cama igual, que la música militar nunca me
supo levantar.
Traducida al castellano como La mala
reputación, versionada por Loquillo e incluida en su álbum Morir en primavera, fue
traducida por primera vez y popularizada durante la dictadura por Paco Ibáñez.
La muvaise réputation, tema del
anarquista trovador francés Georges Brassens, puede considerarse un
alegato frente al conformismo que parece invadir a la sociedad actual. Arremetiendo
especialmente contra esa especie de Hidra de tres cabezas formada por el
nacionalismo: en el mundo pues no hay
mayor pecado que el de no seguir al abanderado, la religión: a la gente no gusta que uno tenga su propia
fe; y la división de clases: zancadilla
doy al señor y aplastado el perseguidor.
Algún lumbreras ha debido pensar que la
mejor forma de afrontar el disparate nacionalista catalán es con el disparate
nacionalista español. Es ver tantas banderas y uno no puede dejar de imaginarse
a Miguel y Antonio Alcántara en su cooperativa Estandartes y Banderas durante la serie Cuéntame cómo pasó.
Especialmente patética ha resultado la
intervención de Mario Vargas Llosa en la manifestación por la unidad de España: La pasión puede ser destructiva y
feroz cuando la mueven el fanatismo y el racismo. La
peor de todas, la que ha causado más estragos en la historia, es la pasión
nacionalista.
La frase que por si misma no pasaría de ser digna de figurar
en un sobrecito de azúcar, resulta especialmente ridícula en el contexto:
desacreditar al nacionalismo ante miles de personas exhibiendo la bandera
nacional.
En teoría la rojigualda es la bandera que representa a todos
los españoles pero la realidad es bien distinta. La sistemática apropiación y
uso excluyente del estandarte nacional por parte de un amplio sector de la
derecha española, junto a, también hay que decirlo, una inhibición por parte de
la izquierda, ha propiciado que un espectro de la sociedad no se sienta
identificado con la misma. No hay que olvidar que esta misma bandera que hoy se
usa como insignia de la unidad nacional, es la misma que se enarboló en contra del aborto y la misma que se agitó en contra del matrimonio gay. Por eso hay
quien cree que una bandera que se usa de manera excluyente y en contra los
derechos de otras personas no puede ser representativa de todos.
Si alguna conclusión clara se puede extraer este año de la
celebración del día de la Fiesta Nacional es que alguien se está forrando
vendiendo banderas.
Eso sí que sí que será una lata, siempre tengo
yo que meter la pata.
Antonio Jesús García
Publicado La Voz de Almería (12.10-17)
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