ALGO
ÚNICO Y SINGULAR
Se
ha convertido ya en una estampa habitual, la publicación en los periódicos
locales de imágenes de FITUR, la Feria Internacional de Turismo que se celebra
anualmente en Madrid. Dando la sensación aparente de mostrar a gente de
Almería, políticos y empresarios, que quedan en Madrid con periodistas de
Almería para mostrar en Almería lo bien que se lo han pasado en Madrid; aunque
intuyo también se harán otras gestiones, claro.
Este
año parece haber un intento, por parte del consistorio, de hacer las cosas de
una manera algo distinta al apostar de una forma clara y decidida por convertir
a la ciudad en la Capital Española de la Gastronomía en 2019. Lamentablemente
se vuelve a gastar munición en la Semana Santa. Con todo el respeto del mundo
hacia dicha tradición y hacia quienes la viven tanto religiosa como
folclóricamente, no parece plausible competir con los desfiles sevillanos o
malagueños.
Hace
poco más de veinte años se inauguraba la apuesta cultural más importante de la
historia reciente de nuestro país, el Museo Guggenheim Bilbao. Una apuesta, en
su momento, no bien entendida por todos.
Una
urbe gris, dura, triste, que arrastraba la decadencia de la industria naval y
de altos hornos que apostó por una idea de proyección internacional destinada a
ser el motor económico de la zona y que le ha supuesto a Bilbao dejar de ser
una ciudad postindustrial a ser una de servicios y cosmopolita.
Habiendo
recibido, durante su construcción, infinidad de críticas por parte de
diferentes sectores de la cultura vasca, estas se apagaron rápidamente ante el
inesperado éxito y beneficio que supuso la pinacoteca para la ciudad. Conviene
reseñar que su incidencia económica es tal que tan sólo en el año pasado, el
Guggenheim generó en la ciudad un impacto de 453 millones de euros, más del
triple de lo que costó su construcción.
Incluso
podríamos afirmar que lo que acabó con ETA no fue la labor política o policial,
lo que terminó con la banda terrorista fue el el museo bilbaíno, la llegada de
visitantes. Con el color y la alegría que aporta un turismo de alto poder
adquisitivo, a ver quién es el guapo que se pone a pegar tiros.
Una
pequeña ciudad instalada en la órbita cultural mundial a partir de una
excelsa apuesta. Imposible se antoja que esto hubiera sido posible gracias al
bacalao al pi-pil o el museo del Izcolari.
Deseando
a empresarios y autoridades la mayor de las suertes en el envite culinario,
cabe recordar la importancia de apostar por algo único y singular que te
distinga del resto.
Antonio
Jesús García
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