TRESCIENTOS CUARENTA Y TRES CRETINOS
Este es el número de intelectuales franceses que han firmado y publicado
un manifiesto a favor de la prostitución bajo el lema No Toques a mi Puta.
El manifiesto de 343 Cabrones. Imagino deben hacer referencia, aunque el
texto no lo aclara, a sólo ese menos del 10% que la ejercen por su propia
voluntad y excluye a esa inmensa mayoría de mujeres que lo hace bajo las
condiciones más adversas.
Hay que ser infinitamente torpe, y no sé muy bien qué tipo de
intelectual para manifestarse en esos términos e ignorar lo sórdido del negocio
del sexo, nada oculto por otro lado y con continuas referencias en los medios
de comunicación. Como curiosidad reseñar que uno de los firmantes es un humorista
marido de la líder francesa del
movimiento contra los matrimonios entre personas del mismo sexo. Aquí
tenemos a Pérez-Reverte y su artículo Mujeres Como las de Antes que
ilustra bien a las claras la catadura moral de este tipo de individuos,
obviando reseñar además en el mismo que su admirada Ava Gardner probablemente no tendría
con él ni para medio asalto.
No puedo dejar de relacionar tan lamentable hecho con la imperante moda
de solicitar firmas y apoyo para las más variopintas causas. De dudosa eficacia
además, pues un número determinado de firmas puede ser la coartada para un
gobierno para promover una reforma de la que es partidario, mientras que un
número diez veces mayor no representar aval suficiente para interferir en una
dirección que no comulga con sus intereses.
Este tipo de peticiones alcanzan en la actualidad un estatus de nueva
limosna, una firmita por caridad. Cualquier causa se antoja susceptible de
solicitar tu adhesión, ya sea por la vieja fórmula del puñado de folios
grapados en la barra de un bar o bien mediante las actuales plataformas
digitales del tipo change.org. Llevándonos, a veces, a no alcanzar a
saber muy bien a qué tipo de filantropía prestas tu rúbrica con tal de quitarte
de encima al pelmazo de turno. Se ignora si entre los firmantes vecinos había
alguno en esta tesitura.
Recuerdo un debate estético de la época de los 80 en torno a la línea
clara, el estilo de dibujo de historietas perpetrado entre otros por Daniel
Torres o Micharmunt, con claras referencias a la frialdad de Hergé y contra la
que se posicionaron personalidades como Jordi Bernet o Juan Cueto. Una persona,
al ser abordada por una cámara de televisión a la entrada del Salón del Cómic
de Barcelona e instándole a pronunciarse a favor o en contra, salió por peteneras
contestando: una línea ha de ser siempre blanca y si es posible pura.
Antonio Jesús García.
Publicado La Voz de Almería 28-11-13
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