jueves, 20 de marzo de 2014

Universos Paralelos


UNIVERSOS PARALELOS

Años y años tratando de descifrar incomprensibles explicaciones científicas, de devanarte los sesos ante incontables manuales de Filosofía para lelos, y de perder horas de sueño con no sé cuántos programas de Redes aguantando la exasperante voz de Punset en un vano intento de comprender la Teoría de Cuerdas, ese modelo físico que trata de unificar todas las fuerzas de la naturaleza ampliando hasta once las cuatro dimensiones conocidas, cuando su comprensión y entendimiento es mucho más sencillo de lo que parece.

En una época ésta tan de sacrificios y de apretarse el cinturón por parte de la ciudadanía que sufre y padece innumerables recortes presupuestarios en servicios como sanidad o educación, o en la que sencillamente una parte de la población pasa hambre directamente, la existencia y aceptación de los llamados universos paralelos parece resultar la única explicación razonable y plausible de la desmesurada afición de nuestros políticos a aparecer degustando exquisitas viandas a la menor ocasión.

Sólo viviendo en otro mundo paralelo es comprensible esta afición de los representantes de la administración, da igual el grado, ya sea local, autonómica o nacional, o su color, ya sean verdes, rojos o azules, que no dudan en ponerse morados a costa del contribuyente. Ya sea con el stand de la Diputación de Almería en el Salón del Gourmet, o el de la Junta de Andalucía en Fitur o la Matanza del guarro en cualquier pedanía, que nos encontramos en portada al día siguiente a una horda de chaqueteados y felices individuos mascando a dos carrillos.

Mientras infinidad de actores tienen estipulado por contrato que no se les pueda filmar o fotografiar comiendo, la Preysler no llega a probar los Ferrero Rocher en ningún anuncio por cuestión de imagen, ya que la apertura y movimiento de mandíbula pueden dar lugar a tomas no muy agraciadas, nuestros dirigentes no dudan en llevarse cualquier cosa a la boca sin ningún tipo de pudor en público, ya se trate de la más exquisita loncha de jamón ibérico o de un sabroso y jugoso pepino a lo Linda Lovelace.

Esta celeridad y entusiasmo que muestran nuestro próceres por el langostino contrasta con el poco que muestran en y por los actos culturales, desde asegurar no ver cine español o a una Feria del Libro que vuelve a no celebrase un año más en Almería.
Ante esta impúdica exhibición cuasi pornográfica de mandíbulas batientes se echa de menos la misma ostentación y entusiasmo en promocionar lecturas como Memorias de Adriano, Cien Años de Soledad o Rayuela en lugar de los alardeos habituales sobre la compañía del Marca en el coche oficial.

Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (20-3-14)



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