UNIVERSOS
PARALELOS
Años
y años tratando de descifrar incomprensibles explicaciones
científicas, de devanarte los sesos ante incontables manuales de
Filosofía
para lelos,
y de perder horas de sueño con no sé cuántos programas de Redes
aguantando la exasperante voz de Punset en un vano intento de
comprender la Teoría de Cuerdas, ese modelo físico que trata de
unificar todas las fuerzas de la naturaleza ampliando hasta once las
cuatro dimensiones conocidas, cuando su comprensión y entendimiento
es mucho más sencillo de lo que parece.
En
una época ésta tan de sacrificios y de apretarse el cinturón por
parte de la ciudadanía que sufre y padece innumerables recortes
presupuestarios en servicios como sanidad o educación, o en la que
sencillamente una parte de la población pasa hambre directamente, la
existencia y aceptación de los llamados universos paralelos parece
resultar la única explicación razonable y plausible de la
desmesurada afición de nuestros políticos a aparecer degustando
exquisitas viandas a la menor ocasión.
Sólo
viviendo en otro mundo paralelo es comprensible esta afición de los
representantes de la administración, da igual el grado, ya sea
local, autonómica o nacional, o su color, ya sean verdes, rojos o
azules, que no dudan en ponerse morados a costa del contribuyente. Ya
sea con el stand de la Diputación de Almería en el Salón del
Gourmet, o el de la Junta de Andalucía en Fitur o la Matanza del
guarro en cualquier pedanía, que nos encontramos en portada al día
siguiente a una horda de chaqueteados y felices individuos mascando a
dos carrillos.
Mientras
infinidad de actores tienen estipulado por contrato que no se les
pueda filmar o fotografiar comiendo, la Preysler no llega a probar
los Ferrero
Rocher
en ningún anuncio por cuestión de imagen, ya que la apertura y
movimiento de mandíbula pueden dar lugar a tomas no muy agraciadas,
nuestros dirigentes no dudan en llevarse cualquier cosa a la boca sin
ningún tipo de pudor en público, ya se trate de la más exquisita
loncha de jamón ibérico o de un sabroso y jugoso pepino a lo Linda
Lovelace.
Esta
celeridad y entusiasmo que muestran nuestro próceres por el
langostino contrasta con el poco que muestran en y por los actos
culturales, desde asegurar no ver cine español o a una Feria del
Libro que vuelve a no celebrase un año más en Almería.
Ante
esta impúdica exhibición cuasi pornográfica de mandíbulas
batientes se echa de menos la misma ostentación y entusiasmo en
promocionar lecturas como Memorias
de Adriano, Cien Años de Soledad
o Rayuela
en lugar de los alardeos habituales sobre la compañía del Marca
en el coche oficial.
Antonio
Jesús García
Publicado
La Voz de Almería (20-3-14)
No hay comentarios:
Publicar un comentario