YO
DE TI NO LO HARÍA, FORASTERO.
No
dejan de sorprender algunas voces y reacciones en contra del director
David Trueba y del cine en general y su relación con Almería.
Normalmente
siempre se intenta arrimar el ascua a la
propia
sardina. Caso digno de mención
es
el
del esquiador nacionalizado español Johann Mühlegg, que
cuando
no cesaba de recibir medallas de manos de autoridades y políticos
era Juanito,
sin embargo, en cuanto se descubrió que iba más puesto que un
corredor de
bolsa
de Wall Street pasó inmediatamente de nuevo a ser alemán.
Habilidosos en
estas lides son
los austriacos; Hitler, austríaco de nacimiento, ha pasado a la
historia como alemán, al tiempo que Mozart, de nacionalidad alemana,
nacido en Salzburgo cuando era protectorado germánico, ha pasado a
la posteridad como austríaco.
Negar
la relación de la cinta de Trueba con nuestra región
es negar la mayor. Afirmar que el cine no ha dejado ningún poso en
nuestra provincia, en el caso de ser ello cierto, no es achacable
precisamente a la industria cinematográfica. El humorista americano
Bob Hope contaba un chiste que venía a decir algo así:
dos
estrellas de Hollywood se encuentran por la calle, entablan
conversación mientras prosiguen trayecto, al llegar el momento de
separarse uno de ellos dice: bueno, ya continuamos hablando en
Almería;
dando por sentado que cualquier actor que se precie acababa pasando
por nuestra ciudad, como seña de una presencia internacional muy
anterior a la de los frutos y hortalizas.
Al
visionar western clásicos observamos árboles, vegetación, ríos,
etc. Sin embargo, la imagen del
género
identificada internacionalmente no es la de los filmes originales
americanos,
sino la del paisaje almeriense. Steven Spielberg, una de las figuras
más importantes e influyentes de Hollywood, decidió rodar en
nuestra ciudad una entrega Indiana Jones por filmar en los mismos
parajes donde había rodado David Lean. Si no hemos sabido sacar el
suficiente partido a esto es para mirárnoslo.
Quien
sí supo hacerlo fue un joven Martín Cuenca, que
aprovechó
que un señor de León llamado Felipe Vega rodaba en su pueblo para
dar sus primeros pasos con la industria. Lo que, unido a su trabajo y
gran talento, le ha llevado a estar nominado para los Goya. Verlo ahí
sentado en la ceremonia, aún a sabiendas de sus escasas
posibilidades de triunfo, debería ser más que motivo de orgullo
para todos los
almerienses.
Está
claro que políticamente se podría haber actuado de otra forma, pero
de ahí pegarnos tiros en el propio pie hay un trecho.
Yo de ti no lo haría, forastero.
Antonio Jesús García.
Publicado La Voz de Almería (6-3-14)
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