EL POETA, EL CANTAUTOR Y EL FLAMENCO
Se cumplen veinte años del lanzamiento
de Omega, álbum en el que aglutinados por Lagartija Nick y el inestimable
concurso de Jesús Arias se produjo la sinergia entre el poeta Federico García
Lorca, el cantautor canadiense Leonard Cohen y el flamenco Enrique
Morente.
Coincidiendo con el estreno de un
documental que celebra y rememora el encuentro entre Morente y Lagartija Nick,
fallece Cohen, espejo en el que se miró el ronco del Albaicín para confeccionar
su poliédrica visión de Poeta en Nueva York de García Lorca.
Al margen de obsequiarnos con el que
probablemente haya sido el discurso de agradecimiento más emocionante de la
historia de este galardón, la concesión a Cohen en 2011 del Príncipe de
Asturias de las Letras no suscitó tanta controversia como la del reciente Nobel
de Literatura a Bob Dylan. Claro que en esto los ingleses nos llevan ventaja,
pues en 1965 no tuvieron reparo alguno en nombrar a los Beatles miembros de la
Orden del Imperio Británico en compensación o agradecimiento a la ingente cantidad
de pasta que los chicos de Liverpool ingresaban, vía impuestos, al fisco de su
Graciosa Majestad.
Omega, desde el inicio, propuso
extender las posibilidades del flamenco y el rock hasta fronteras
insospechadas. Un discurso inédito hasta el momento que aunaba tormentosas y
ruidosas guitarras eléctricas con profundos y desgarradores quejíos jondos;
pureza flamenca con vanguardia rockera, o viceversa. Morente aprendiendo a ser
rockero a la vez que Antonio Arias, Juan Codorniú, Miguel Ángel Rodríguez Pareja
y Eric Jiménez se hacían flamencos, rock jondo.
Se ha pasado de la incomprensión de los
inicios a su reconocimiento como obra de culto. Pocos discos en la historia de
la música española gozan del prestigio del magistral álbum. Aunque esto no fue
siempre así, reseñar, en honor a la verdad, que fue aceptado mucho más
rápidamente por los rockeros que por los flamencos. Apoteósico el pollo montado
por Enrique y Lagartija Nick en el Teatro Albéniz de Madrid.
Algo similar a lo que le sucedió a
Camarón con La Leyenda del Tiempo. No cabe duda que Morente y Camarón han hecho
más por el flamenco que toda una legión de puristas inmovilistas. Absolutamente
innecesaria la función de esos señores que deciden qué se puede y qué no se
puede hacer en cada momento, pero siempre a destiempo; levantando el dedo
inquisidor cuando algo se sale de sus cortas entendederas, para terminar
aceptándolo cuando les arrastra la corriente. El mérito está en ver los valores
antes que nadie, no en verlos el último. Si los trogloditas hubieran sido
puristas flamencos no habríamos salido de las cavernas.
Antonio Jesús García
Publicado La Voz de Almería (17-11-16)
Sin duda uno de los discos imprescindibles en la discoteca de cualquier amante de la música (incluso de la música sin etiquetas).
ResponderEliminarAún así, en una reunión flamenca, hace apenas unos meses, un tocaor dijo: "a ver, el Omega es la hostia, pero ahora que estamos en petit comité, ¿a que nadie lo ha escuchado entero?, porque un poquillo infumable es...". Esto lo dijo un tocaor hace unos meses, cosa que eleva mi amor hacia el trabajo del maestro Morento mucho más.