IN NOMINE DOMINI
Todos lo hemos contemplado, incluso hecho más de una
vez. Desde tiempos inmemoriales se ha creído en las propiedades del agua como
regeneradora, limpiadora o como símbolo de fertilidad. Siendo éste el origen de
lanzar unas monedas a una fuente. Hecho simbólico y supersticioso sin más a no
ser por la afluencia de público a la misma. La Fontana di Trevi puede recaudar
hasta tres mil euros en un solo día. Desde 2006, tras un acuerdo entre el
ayuntamiento y diferentes instituciones benéficas, el dinero es destinado a los
más necesitados de la ciudad. Desconozco el tema pero a buen seguro que durante
mucho tiempo nadie habría reparado en semejante fuente de ingresos y alguna mafia se habría hecho cargo de la
recaudación. A más de uno se le ocurriría emular a Anita Ekherg en la Dolce
Vita y darse un lucrativo baño.
Reciente en el tiempo es la moda de los Candados del
Amor. Recordado como punto de encuentro entre la Maga y Oliveira en Rayuela, el
Pont des Arts se ha transformado en
una indistinguible masa metálica. El listo que decida montar una ferretería en
las inmediaciones será el más beneficiado y cuyos impuestos correspondientes a
buen seguro ingresará a la hacienda gala.
No sucede igual con el ingreso por donativos a la
Iglesia Católica en España. Durante la investigación por la desaparición del
Códice Calixtino en la Catedral de Santiago, un manuscrito iluminado del siglo
XII, salía a la luz que el confeso autor del robo había sustraído también del
mismo templo cerca de un millón de euros. Desaparición ésta nunca denunciada.
Cabe preguntarse por la abismal cantidad de efectivo que recauda el santuario,
sin control ni contabilización alguna, para que no se eche en falta tal suma.
La Mezquita de Córdoba, aparte de la despiadada
campaña fundamentalista para denominarla Catedral, ante la pasividad y dejación
de funciones de la Administración, es otro ejemplo a lo que recaudación
fraudulenta se refiere. Para empezar, es imposible acceder al templo sin abonar
la correspondiente entrada, pero ésta sólo se puede pagar en efectivo sin que
sea posible tramitar factura o recibo que acredite el desembolso.
Se estima en unos trece millones de euros al año lo
que recauda el Obispado de Córdoba y que no figuran en ejercicio contable
alguno. Ante la tal cantidad ingente de privilegios con que cuenta la
Iglesia Católica en España, y conscientes de que esto es sólo una parte del
pastel, no parece de recibo que este tipo de actividades no estén reguladas por
ley, mientras el Estado la subvenciona y restaura su patrimonio.
¿Podría declarar mi casa Templo de Culto y así estar
exento de pagar el IBI?
Antonio Jesús García
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