jueves, 16 de marzo de 2017

In Nomine Domini


IN   NOMINE DOMINI 

Todos lo hemos contemplado, incluso hecho más de una vez. Desde tiempos inmemoriales se ha creído en las propiedades del agua como regeneradora, limpiadora o como símbolo de fertilidad. Siendo éste el origen de lanzar unas monedas a una fuente. Hecho simbólico y supersticioso sin más a no ser por la afluencia de público a la misma. La Fontana di Trevi puede recaudar hasta tres mil euros en un solo día. Desde 2006, tras un acuerdo entre el ayuntamiento y diferentes instituciones benéficas, el dinero es destinado a los más necesitados de la ciudad. Desconozco el tema pero a buen seguro que durante mucho tiempo nadie habría reparado en semejante fuente de ingresos y alguna mafia se habría hecho cargo de la recaudación. A más de uno se le ocurriría emular a Anita Ekherg en la Dolce Vita y darse un lucrativo baño.

Reciente en el tiempo es la moda de los Candados del Amor. Recordado como punto de encuentro entre la Maga y Oliveira en Rayuela, el Pont des Arts se ha transformado en una indistinguible masa metálica. El listo que decida montar una ferretería en las inmediaciones será el más beneficiado y cuyos impuestos correspondientes a buen seguro ingresará a la hacienda gala.

No sucede igual con el ingreso por donativos a la Iglesia Católica en España. Durante la investigación por la desaparición del Códice Calixtino en la Catedral de Santiago, un manuscrito iluminado del siglo XII, salía a la luz que el confeso autor del robo había sustraído también del mismo templo cerca de un millón de euros. Desaparición ésta nunca denunciada. Cabe preguntarse por la abismal cantidad de efectivo que recauda el santuario, sin control ni contabilización alguna, para que no se eche en falta tal suma.

La Mezquita de Córdoba, aparte de la despiadada campaña fundamentalista para denominarla Catedral, ante la pasividad y dejación de funciones de la Administración, es otro ejemplo a lo que recaudación fraudulenta se refiere. Para empezar, es imposible acceder al templo sin abonar la correspondiente entrada, pero ésta sólo se puede pagar en efectivo sin que sea posible tramitar factura o recibo que acredite el desembolso.

Se estima en unos trece millones de euros al año lo que recauda el Obispado de Córdoba y que no figuran en ejercicio contable alguno. Ante la tal cantidad ingente de privilegios con que cuenta la Iglesia Católica en España, y conscientes de que esto es sólo una parte del pastel, no parece de recibo que este tipo de actividades no estén reguladas por ley, mientras el Estado la subvenciona y restaura su patrimonio.

¿Podría declarar mi casa Templo de Culto y así estar exento de pagar el IBI?


Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (16-3-17)


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