(IN)COHERENCIA
POLÍTICA
Se
supone que la coherencia es la cualidad que nos hace ser personas sólidas, para
actuar de acuerdo a los principios en los que hemos sido educados, con una conducta correcta que debemos
mantener a lo largo de nuestra vida. Con este valor somos instruidos e
intentamos transmitirlo a nuestros hijos, para ser honestos y responsables en
la vida.
Si
la coherencia es un valor positivo y con una cotización al alza en la sociedad,
la incoherencia implica todo lo contrario: tu valoración desciende más que el
índice nikkei cuando lo de Fukushima.
Excepto si eres político, al menos en España, donde uno puede defender un
postulado con toda vehemencia y a renglón seguido defender el contrario sin el
más mínimo rubor. Y todo esto sin que, aparentemente, pase factura electoral,
pues la política, como casi todo, la entendemos en clave futbolera y, aunque tu
equipo no sepa ni a qué juega y los últimos fichajes sean un desastre, siempre
es tu equipo y lo volverás a votar la próxima vez.
Una
de las mayores incoherencias políticas vividas últimamente ha sido la de un
fiscal Anticorrupción que admite no haber disuelto una sociedad en un paraíso
fiscal para no pagar impuestos. Evidentemente no es la única.
Dentro
del carrusel de leyes educativas al que estamos sometidos desde la instauración
de la democracia, la Ley Orgánica de Educación (LOE), promulgada por el
gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fue altamente criticada desde el PP,
por conllevar una supuesta menor exigencia al alumnado, con la posibilidad de
pasar de curso con materias suspendidas. Pues bien, esos mismos señores que
ponían el grito en el cielo ante la incongruencia de que un alumno pudiera
pasar de curso con varias asignaturas suspensas, acaban de aprobar una ley que
permite superar la ESO con una nota inferior a cinco. Eso es coherencia y lo
demás tontería.
No
parece que esta iniciativa fomente el esfuerzo y el trabajo. Si antes podía
parecer incoherente pasar de ciclo con dos suspensas, pues ahora le llamamos
aprobado al inferior a cinco, y ya está, asunto solucionado. Es más, ¿por qué
situar el umbral en tan sólo dos asignaturas? ¿por qué no más? Tan incongruente
es una medida como la otra, sólo que ésta, encima, viene maquillada. Cabría
preguntarse, también, si estas leyes no obedecen a planes mayores, como el de
mantener feliz e ignorante a la sociedad, pero eso es otro tema.
Volviendo
a las incoherencias, no son patrimonio de un solo color político, ¿o es que no
se acuerdan ustedes de un señor, llamémosle X, que dijo eso de: OTAN de entrada
No?
Antonio
Jesús García
No hay comentarios:
Publicar un comentario