jueves, 28 de abril de 2016

El Puto Amo


EL PUTO AMO

Elvis era el más grande; sin duda, el puto amo. Aparte de poseer la voz más maravillosa que probablemente haya dado la humanidad, por mucho que ese honor se le otorgue al jefe de la pandilla de ratas, el Rey, no nos engañemos,  no dejaba de ser un paleto de Memphis y en 1970 protagonizó uno de los episodios más surrealistas de la historia de rock and roll.

El 21 de diciembre de dicho año, acercándose a la puerta principal de la Casa Blanca, el cantante manifestaba su deseo de reunirse con el presidente Richard Nixon. Tras reconocerlo y saber de sus intenciones los agentes de seguridad telefonearon a la oficina del presidente. “Que ha llegado el Rey”, le dijeron al asesor de Nixon. Este tras consultar la agenda del día dijo: “Pero si hoy no esperamos a ningún monarca”. “No, no. El Rey del Rock. Está aquí en la puerta”, le aclararon.

El consejero presidencial Bud Krogh, en una breve charla, y haciéndole ver lo imprevisto de su visita le encaminó a volver al hotel y que a lo largo del día se pondrían en contacto con él. Dos horas después Elvis y Nixon se reunían en el despacho oval.

Tras expresar su admiración por el presidente, el artista manifestaba su deseo de, como Anacleto, convertirse en agente secreto con el fin de salvar al país de las grandes amenazas que, según él, representaban para Estados Unidos: las drogas, los hippies y los Beatles. Al poco rato Nixon imponía en la solapa a Elvis una improvisada insignia que le acreditaba como agente antidrogas encubierto.

Este suceso ha podido servir de inspiración al ministro del Interior Fernández Díaz para nombrar comisario de honor al periodista Francisco Maruenda.

Si el gabinete presidencial vislumbró en el encuentro entre la estrella del rock y el mandatario americano una oportunidad para mejorar la imagen del segundo entre los jóvenes, cuesta entender las razones del ministro para tal decisión, tomada, no sabemos si por él solo o en consenso con Marcelo, su amigo invisible.

Si hace cuarenta y seis años hubo un listo que intentó aprovecharse de la ingenuidad del otro, en la actualidad resulta difícil identificar cada papel. Conviene recordar que el señor ministro era, según sus propias, un pecador, que vivió su epifanía en Las Vegas, la ciudad del pecado y estrechamente ligada a la caricaturesca imagen de un Rey del Rock metido en carnes en el ocaso de su carrera. No es difícil imaginarse al ministro, finstro, pecador de la pradera, entre colillas, máquinas tragaperras, ligueros y restos de alcohol, como Nicolas Cage en Leaving Las Vegas.

Con anterioridad el socialista Pérez Rubalcaba había otorgado al director de La Razón la medalla al mérito policial. Curiosa la afición de los ministros del Interior con este señor.


Antonio Jesús García


Publicado La Voz de Almería (28-4-16)

jueves, 7 de abril de 2016

Quiero Ser Santa





QUIERO SER SANTA

Quiero ser santa! ¡Quiero ser beata! Levitar por las mañanas y en el cuerpo tener llagas, vociferaba Eduardo Benavente en 1982 al frente de Parálisis Permanente. La oscura y siniestra interpretación que Ana Curra y compañía hicieron en 1982 del mito de Santa Teresa podría ser la cabecera de un nuevo e hipotético reality show. 
    
Desde su popularización mundial, a finales de los noventa, gracias especialmente a las propuestas Gran Hermano y Supervivientes, los programas de telerrealidad no han dejado de crecer.
 
Operación Triunfo, La Isla de los Famosos, Hotel Glam, Gandía Shore, Cita a Ciegas, etc, son solo algunos ejemplos de una larga e interminable lista a la que se acaba de añadir Quiero ser Monja, docu-reality que pondrá aprueba la vocación de cinco jóvenes dispuestas a coger los hábitos.
 
He de reconocer que no he visto, ni siquiera por curiosidad, un solo capítulo de este género especializado en explorar nuevos caminos acerca de la perdida de la dignidad humana. Con ver solo los anuncios los mismos tiene uno más que suficiente. Es más, mi desprecio por este tipo de programas es tal que durante mucho tiempo al ver promociones de Perdidos, la mítica serie, al aparecer el actor Jorge García en el papel de Hugo Reyes creía estar ante un avance de programación o  de La Isla o reality similar con El Sevilla, el popular cantante de Los Mojinos Escozíos entre sus participantes.
 
Reseñar que, aunque de reciente expansión, el fenómeno no solo no es nuevo, sino que en España es anterior al nacimiento de TVE y de la comercialización de aparatos de televisión. Corría 1948, solo Gran Bretaña y Estados Unidos contaban con emisiones regulares de televisión, y en nuestro país se celebraban las primeras pruebas de emisiones experimentales. Por extraño que parezca, el evento escogido por la distribuidora Rey Soria Films y la empresa Radio Corporation of America para realizar una de las primeras retransmisiones televisivas de un espectáculo al aire libre fue el concurso ¿Quiere ser usted torero?, en el que tres animosos muchachos se veían las caras con sus respectivos morlacos en la madrileña plaza de Vistalegre.
 
A poco que nos descuidemos se harán realidad las elucubraciones de multitud de películas de carácter futurista donde los concursantes tendrán quer aniquilarse entre si para triunfar.
 
Quiero ser Corrupto sería una propuesta de gran aceptación, con Esperanza Aguirre  en el jurado; le avalaría el tino demostrado a la hora de escoger sus colaboradores.
 
Propuesta más golfa sería sin duda la aportada por Kiko Veneno: Seré mecánico por ti. ¿sabes, mi vida? ...tienes la rosca sin fin.



Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (7-4-16)


Pueblos del Mundo: ¡Extinguíos!

PUEBLOS DEL MUNDO: ¡EXTINGUÍOS! La creatividad es la capacidad de generar nuevas ideas o conceptos a base de asociar entre s...