EL NOMBRE DE LA BIBLIOTECA
Se busca nombre para la nueva Biblioteca Municipal, siendo varias las opciones que se
barajan para ello. Al parecer el consistorio contempla someter la decisión
final al escrutinio público. Por otro lado, no deja de ser curiosa la
apelación, o no, a los valores y virtudes de las consultas populares según nos
convenga, y no me estoy refiriendo a Cataluña, sino a la caprichosa decisión de
trasladar fuera de la Plaza de la Constitución el Monumento a los Mártires de
la Libertad.
Entre los candidatos contemplados, figuran ilustres
nombres de toda solvencia como los escritores José Ángel Valente o Juan
Goytisolo; inexplicable parece la ausencia final de Celia Viñas, y parece coger
fuerza la opción de Carmen de Burgos.
Evidentemente, nada que objetar sobre la periodista,
traductora y activista de los derechos de la mujer en España, pero también es
verdad que, al igual que Viñas, Burgos cuenta ya en su haber con diferentes
muestras de reconocimiento en diferentes certámenes literarios llevando su
nombre, por lo que se debería apostar por otros más actuales, que no suenen tan
decimonónicos.
Si ya de por sí se presenta como fantástica la
metáfora de convertir en biblioteca a un antiguo cuartel policial (la vieja y
utópica aspiración pacifista de cambiar armas por libros), la apuesta podría
haber sido mucho mayor eligiendo nombres en consonancia con esta idea, como los
de los músicos británicos y estrechamente relacionados con Almería, John Lennon
o Joe Strummer, e incluso, vayan más allá, denle una dimensión mucho más
internacional, llámenla: Biblioteca Municipal Strawberry Fields Forever.
Ante la conveniencia no escrita de que el nombre de
la persona escogida ha de ser el de un literato, norma que no sé porqué no se
da en otros casos, como el del Aeropuerto Adolfo Suárez, cuando hay políticos
que han llegado mucho más alto pero… con los pies en el suelo y dejándonos de
excentricidades, propondría a la persona que, probablemente, más haya influido
en el panorama cultural, no sólo literario, en Almería en el último cuarto de
siglo.
Alguien quien a lo largo de su vida derrochó pasión
por todo lo que hacía, y que la puso a raudales en todos sus escritos, tanto de poesía, como de información
periodística en todos sus géneros, como a sus novelas, o como gestor cultural y
que llevó a la Junta andaluza a otorgarle la Insignia de Andalucía, en
reconocimiento a su trayectoria y por su contribución al enriquecimiento del panorama cultural de la región. Me refiero,
evidentemente, a Miguel Naveros.
Antonio Jesús García
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