jueves, 13 de marzo de 2014

Un país surrealista

UN PAÍS SURREALISTA

Ideologías y credos personales aparte, se hace difícil entender que instituciones como la iglesia y el ejército llegan a comportarse de forma surrealista. Prueba de ello son actos como el calificar de milagro el hecho de que una talla de madera flote (si fuera de alabastro lo entendería, pero...) o el arrestar enseres o cosas, como en un cuartel que, para gastar una novatada, metieron a un recluta en una taquilla cerrada con llave, lo arrojaron a la piscina y como el pobre no era Houdini se ahogó, la solución: arrestar a la piscina sin agua durante no sé cuántos años.

Últimamente vemos cómo el ámbito político se ha sumado a este sinsentido. La Ministra de Empleo Fátima Báñez se encomendó a la Virgen del Rocío para salir de la crisis; Fernández Díaz, el de Interior, se mostraba convencido de que Santa Teresa está siendo intercesora para España.

Si se nos antojasen escasas estas muestras de surrealismo, está cundiendo la moda de nombrar a tal o cual virgen hija predilecta o alcaldesa perpetua de la ciudad, como conceder a la Virgen del Mar la medalla de oro de la Diputación de Almería, o nombrar alcaldesas perpetuas de Roquetas y El Ejido a sus respectivas vírgenes a pesar de contar con un elevado número de vecinos que no profesan la religión católica. Moda esta al parecer instaurada por consistorios conservadores, cuenta con adeptos entre los socialistas como el de La Línea en Cádiz, haciendo lo propio con la Inmaculada Concepción. 
 
Un estado en el que los cargos se juran sobre la biblia en vez de sobre la Constitución, con ministros que se encomiendan a santos en público, donde la iglesia está exenta de pagar el IBI, con funerales de estado católicos y clases de religión en la escuela pública, y que encima se denomine estado aconfesional es de lo más surrealista que se puede uno encontrar.
Rizando el rizo, en un acto que haría palidecer al mismísimo André Breton, desde el Ministerio del Interior se ha acordado conceder la Medalla de Oro al Mérito Policial con carácter honorífico a Nuestra Señora María Santísima del Amor. Que mientras miles de agentes se juegan la vida diariamente si reconocimiento alguno, una distinción creada con el objetivo de premiarlos por acciones destacadas en el cumplimiento de su labor, vaya a parar a manos de una cofradía resulta un agravio comparativo más que evidente. Ya en 2012 la Guardia Civil hizo lo propio con la Virgen del Pilar. En la red está cogiendo fuerza una petición para que los próximos condecorados sean Mortadelo y Filemón, aunque yo particularmente soy más de Anacleto, agente secreto.





Antonio Jesús García

Publicado La Voz de Almería (13-3-14)



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